PRESENTACION
martes, 4 de noviembre de 2014
BIOGRAFÍA DE LOS HÉROES DE INDEPENDENCIA DE MÉXICO


José María Morelos

Vicente Guerrero

Nicolás Bravo

Juan Aldama

Ignacio Allende

Biografía de Miguel Hidalgo y Costilla
1753-1811

Miguel Hidalgo y Costilla
Nació en la Hacienda de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753.
Nació en la Hacienda de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753.
Fue enviado a Valladolid (hoy Morelia) a estudiar al Colegio de San Nicolás Obispo, del cual llegó a ser catedrático de teología, filosofía y moral y finalmente, rector. En 1792 se ordenó como sacerdote, ejerciendo su ministerio en el Curato de Dolores, después de haberlo hecho en varios otros curatos. De ideas liberales, se unió al grupo de patriotas que en el año de 1810 conspiraban en Querétaro a favor de la independencia de México.
El movimiento armado debería iniciarse en el mes de octubre de ese mismo año, pero descubierta la conspiración y detenidos varios de los complicados, Hidalgo, en unión de Aldama, Allende, Abasolo y otros, en atención a un aviso que, con riesgo de su vida les fue enviado por la Corregidora Doña Josefa Ortíz de Domínguez decidió efectuar el levantamiento en el acto, y así, al amanecer del 16 de septiembre de 1810, los vecinos del pueblo de Dolores, alfareros, carpinteros, herreros y campesinos, acudieron al llamado del padre Miguel Hidalgo y Costilla para iniciar la lucha por la independencia.
El movimiento armado debería iniciarse en el mes de octubre de ese mismo año, pero descubierta la conspiración y detenidos varios de los complicados, Hidalgo, en unión de Aldama, Allende, Abasolo y otros, en atención a un aviso que, con riesgo de su vida les fue enviado por la Corregidora Doña Josefa Ortíz de Domínguez decidió efectuar el levantamiento en el acto, y así, al amanecer del 16 de septiembre de 1810, los vecinos del pueblo de Dolores, alfareros, carpinteros, herreros y campesinos, acudieron al llamado del padre Miguel Hidalgo y Costilla para iniciar la lucha por la independencia.
En poco menos de dos semanas, el ejército insurgente obtuvo una serie de rápidos y fáciles triunfos. De Dolores pasaron a Atotonilco, San Miguel el Grande (hoy Allende), Chamucuero, Celaya (en este lugar se le dio a Miguel Hidalgo el grado de capitán general y a Ignacio Allende el de teniente general), Salamanca, Irapuato y Silao, hasta llegar a Guanajuato.
Ante la proximidad del ejército insurgente, los españoles, junto con sus familias y sus caudales, se refugiaron en la "Alhóndiga de Granaditas", en la ciudad de Guanajuato. El 28 de septiembre, después de una sangrienta lucha en la que la multitud enfurecida aniquiló a sus defensores, fue tomada al fin la fortaleza. De Guanajuato, don Miguel Hidalgo se dirigió a Valladolid, ciudad que fue tomada por los insurgentes el 17 de octubre de 1810, sin que sus defensores opusieran resistencia. En ese lugar permaneció varios días organizando su tropa para salir a tomar la capital del virreinato: la ciudad de México.
José María Morelos
(José María Morelos y Pavón; Valladolid, actual Morelia, 1765 - San Cristóbal Ecatepec, 1815) Religioso, político y militar mexicano, caudillo de la independencia de México. Asumió el liderazgo del movimiento independentista tras la muerte en 1811 del cura Hidalgo (a cuya causa se había unido en 1810) y logró importantes victorias en el sur. Trató además de dar forma política a sus ideales de justicia e igualdad a través del Congreso de Chilpancingo (1813), que formuló la declaración de independencia, otorgó a Morelos un amplio poder ejecutivo y puso las bases para una Constitución liberal y democrática que sería aprobada en 1814.
José María Morelos era hijo de Manuel Morelos, carpintero de ascendencia india y de Juana María Pérez Pavón, criolla, cuyo padre había sido maestro de escuela en la ciudad. Durante catorce años, además de las primeras letras que le enseñó su madre, sólo se sabe que ayudó en lo que pudo para el sostenimiento de la familia.

José María Morelos
La muerte del padre en 1779 significó un importante cambio. Confiado a la custodia de su tío Felipe Morelos, se trasladó a una hacienda cerca de Apatzingán (Michoacán) y se dedicó primero a la labranza y, poco después, a conducir como arriero una recua de mulas que su tío empleaba para transportar los ricos cargamentos de mercancías entre el puerto de Acapulco, terminal de los galeones de Manila, y la ciudad de México. Esta actividad le proporcionó unos ingresos regular, que el joven Morelos invertía en comprar mulas y sostener a su madre y hermana.
Así vivió hasta cumplir los 25 años; en 1790, ante la insistencia de su madre, que deseaba su ingreso en la carrera eclesiástica con la ilusión de que accediese a una capellanía o beneficio dejado por su bisabuelo materno, se separó de su tío Felipe y regresó a Valladolid para ingresar en el colegio de San Nicolás. Allí tuvo ocasión de conocer al rector Miguel Hidalgo y Costilla, con el que coincidió durante dos años. Estudió gramática y latín y dos años más tarde amplió estos estudios en el Seminario Tridentino de la misma ciudad, recibiendo instrucción en retórica y filosofía. El 28 de abril de 1795 recibió el título de bachiller de artes en la ciudad de México.
Poco después solicitó de la jerarquía eclesiástica de Valladolid que se le confiriesen la tonsura clerical, las cuatro órdenes menores y el subdiaconato, lo que consiguió a finales de ese mismo año. En abril de 1796 aceptó una oferta del cura de Uruapan para enseñar gramática y retórica a los niños del lugar, tras recibir la licencia correspondiente. Tras algunos años de ejercicio, el 20 de diciembre de 1797, cumplidos los 32 años de edad, fue promovido al sacerdocio, otorgándosele licencias para celebrar misa, oír confesiones y predicar en Uruapan y curatos vecinos.
Se iniciaba así una larga carrera sacerdotal que le llevó a ejercer de cura párroco, primero en un marginado distrito de Churumuco, etapa durante la cual falleció su madre en Pátzcuaro. Morelos permaneció en Churumuco durante poco más de un año, hasta que en marzo de 1799 se le transfirió a la parroquia de Carácuaro, a unos 50 kilómetros de distancia, tan pobre como la anterior pero mucho más poblada. En Carácuaro vivió Morelos toda una década, administrando la parroquia y viviendo de las aportaciones de sus feligreses, que se resistían por todos los medios al pago de los impuestos eclesiales.
Durante este periodo mantuvo y mejoró un negocio de ganado que había iniciado en la época de arriero, administró la herencia de su madre, transfirió a su hermana la casa familiar (actualmente Casa de Morelos en la ciudad de Morelia) y tuvo dos hijos ilegítimos. Más tarde, durante el periodo revolucionario, tuvo dos hijos más. En 1807 compró en Valladolid una casa a la que aumentó otro piso en 1809, sin que se tenga la menor certeza de que le llegara noticia alguna de que se estaba preparando una revolución. Bien es cierto que los historiadores señalan la creciente insatisfacción y en todo caso la frustración de Morelos, acumulada a lo largo de muchos años de cura parroquial.
En octubre de 1810, conocedor del levantamiento deMiguel Hidalgo, que había sido su rector en San Nicolás, decidió visitarle y hablar con él. Al parecer, su intención era la de ofrecerse como capellán, pero una vez llevado a cabo este encuentro el 20 de octubre, Hidalgo lo convenció de que aceptara una misión más importante: marchar a la costa del sur, reunir tropas y tomar el puerto de Acapulco, que Morelos conocía muy bien. El 25 de octubre, acompañado de una veintena de voluntarios mal armados, Morelos partió de Cuarácaro hacia las tierras calientes del sur, en calidad de lugarteniente de Hidalgo.
Vicente Guerrero
(Vicente Ramón Guerrero Saldaña; Tixtla, actual Guerrero, 1782 - Cuilapan, 1831) Militar y político mexicano. Entre los valerosos patriotas que se adhirieron al levantamiento independentista del cura Hidalgo (1810), la figura de Vicente Guerrero sobresale tanto por su firme lealtad y compromiso como por su incansable tenacidad: cuando José María Morelos fue capturado y ejecutado en 1815, Guerrero le sucedió como líder del movimiento y continuó luchando por una causa que ya todo el mundo daba por perdida.

Vicente Guerrero
La decidida resistencia de Guerrero y circunstancias históricas favorables motivaron que en 1821 se sumase al movimiento independentista Agustín de Iturbide, antiguo realista que, con el apoyo de Guerrero, lanzó el programa político conocido como Plan de Iguala, reunió un victorioso ejército y dio finalmente la independencia a México. Fiel a su ideario liberal y republicano, Guerrero rechazó la posterior coronación de Iturbide como emperador y, tras su caída en 1823, apoyó al primer presidente de la nueva república, Guadalupe Victoria, al que sucedió en 1829.
La abolición de la esclavitud fue lo más destacado de un mandato que, desgraciadamente, apenas duró nueve meses. Le esperaba el triste destino que padecieron otros próceres de la independencia en aquellos años convulsos: víctima de las intrigas de Santa Anna y de su propio vicepresidente, Vicente Guerrero fue derrocado aquel mismo año y mezquinamente traicionado cuando intentaba recuperar el poder.
Biografía
Procedente de una familia de campesinos y arrieros de origen mestizo, Vicente Guerrero trabajó desde su juventud como arriero, labor que lo llevaría a recorrer continuamente su región natal. Allí se hallaba cuando, el 16 de septiembre de 1810, se inició el levantamiento independentista del cura Miguel Hidalgo. Un mes después, el cura Hidalgo encargó a José María Morelos llevar la insurrección al sur del país. A lo largo de la primera campaña de Morelos en el sur de México, que se prolongó hasta agosto de 1811, fueron muchos los que se unieron a él; entre ellos se hallaba Hermenegildo Galeana, que había sido enviado por José María Morelos para tomar Taxco, y que convenció a Vicente Guerrero para que se sumara al movimiento independentista.
Morelos reconoció los méritos de Guerrero y le otorgó el grado de capitán, ordenándole instruirse en el manejo de las armas, la fabricación de pólvora y las estrategias de guerra. Cuando el cura Hidalgo fue detenido y ejecutado en julio de 1811, el liderazgo de la revuelta pasó a manos de Ignacio López Rayón y José María Morelos. Siempre al servicio de Morelos, en 1812 tomó parte en la conquista de Oaxaca, y de nuevo por su demostración continua de valor fue ascendido a teniente coronel.

Nicolás Bravo
(Chilpancingo, 1776 - 1854) Militar y político mexicano que fue presidente de la República en 1839, entre 1842 y 1843 y en 1846. Los enfrentamientos entre monárquicos y republicanos caracterizaron los primeros años de la independencia de México; con la caída de Iturbide en 1823, cobraron fuerza entonces las disensiones entre republicanos federalistas y centralistas. Tras atesorar un merecido prestigio en la lucha contra los españoles y contra Iturbide, Nicolás Bravo se convirtió en uno de los más relevantes caudillos de la facción centralista conservadora y llegó a ocupar la presidencia en tres ocasiones, si bien sus mandatos no excedieron la insoslayable brevedad de aquellos tiempos convulsos.

Nicolás Bravo
Hijo de un rico hacendado criollo, creció en un ambiente de rechazo crítico a las actuaciones de la corona en Nueva España. Su padre Leonardo y un hermano suyo participaron en los primeros levantamientos insurgentes, por lo que en 1810, en plena juventud, Nicolás Bravo decidió incorporarse a las fuerzas rebeldes mandadas por su padre, pasando en mayo del año siguiente a servir a las órdenes de Hermenegildo Galeana, líder insurgente en el vecino Estado de Morelos. Participó en diversas acciones, tanto en su tierra natal (actuando en la vanguardia del ataque al pueblo de Chichihualco, donde tenía la hacienda su familia) como en el Estado de Morelos, pero también extendió sus correrías hasta Veracruz, distinguiéndose en la defensa de Cuatla, a las órdenes del general Morelos.
En el desarrollo de estas acciones, Nicolás Bravo adquirió la reputación de soldado "generoso y magnánimo" (según don Lucas Alamán), al perdonar la vida y otorgar la libertad a los 300 soldados realistas que en agosto de 1812 habían caído en su poder en San Agustín del Palmar, cerca del puerto de Veracruz. Se dio la coincidencia de que poco después recibió la noticia de la prisión de su padre y la oferta de indulto del virrey si se arrepentía y presentaba. Nicolás Bravo decidió liberar a los presos en lugar de fusilarlos para diferenciar la causa de la Independencia de la barbarie virreinal, según relato del mismo a Lucas Alamán. Algunos autores llamaron a este gesto "la venganza de Bravo".
Nicolás Bravo fue uno de los oficiales que mayor prestigio y victorias ofreció a los seguidores de José María Morelos, al que acompañó en la toma de Oaxaca y en el sitio de Acapulco. Acantonado en Chilapa, siguió desde las tierras del sur las vicisitudes de la insurgencia y la convocatoria del Congreso de Chilpancingo (que apoyaría el nombramiento de generalísimo a favor de Morelos), así como la posterior caída de Morelos tras la derrota de Valladolid y la dispersión del Congreso.
En los primeros meses de 1817, siguiendo órdenes de la Junta de Xauxilla, arrestó a Ignacio López Rayón, que se negaba a obedecer la autoridad de la Junta. Poco después se encerró en Cóporo, que defendió durante algunos meses. Finalmente, se retiró a reponerse y descansar en la hacienda familiar, cercana a Chilpancingo, donde fue hecho prisionero a comienzos de 1818. Trasladado a la ciudad de México, permaneció en prisión hasta que, con motivo del cambio de régimen y el triunfo constitucional, le llegó el indulto en 1820.
Adherido al Plan de Iguala, reunió una fuerza militar con la que se presentó ante la ciudad de Puebla, sitiada por el general Agustín de Iturbide. Tras esta acción, Iturbide le concedió el rango de coronel del ejército republicano. Nombrado Consejero de Estado y miembro de la segunda Regencia del 11 de abril al 18 de mayo de 1822, asistió a la llegada del virreyJuan O'Donojú y participó en los primeros enfrentamientos políticos que precedieron a la exaltación de Iturbide como emperador.
Republicano convencido, se opuso sin embargo en 1823 a las pretensiones del nuevo mandatario y, junto con Vicente Guerrero, dirigente del ala más liberal de la insurgencia, escapó de la capital y se adhirió a la revuelta encabezada por Antonio López de Santa Anna en Veracruz. Se enfrentó con Guerrero al brigadier Armijo y fue derrotado en la batalla de Almolonga (25 de enero de 1823), entre Chilapa y Tuxtla. Tras numerosas acciones, formó con Antonio León una Junta de Gobierno en Oaxaca e hizo su entrada en Puebla, al frente del ejército llamado "libertador". Unido a los demás líderes republicanos, consiguió la renuncia del emperador a comienzos de 1823.
Juan Aldama
(San Miguel el Grande, actual México, hacia 1769 - Chihuahua, id., 1811) Patriota mexicano. Miembro de una hacendada familia criolla, siguió la carrera militar en el ejército español y llegó a ser capitán de caballería del Regimiento de la Reina.

Juan Aldama
Sin embargo, la injusticia del sistema mercantilista español, que impedía el comercio de México con cualquier otro país que no fuera España, y la marginación de los criollos de los altos cargos de la administración colonial y del mando del ejército, en manos exclusivamente de españoles llegados de la península Ibérica, convencieron a Juan Aldama de la necesidad de rebelarse contra la metrópoli, ideal compartido por la mayor parte de los miembros de la aristocracia criolla mexicana.
Como su hermano Ignacio Aldama, tomó parte en la conspiración de Valladolid (1809) y en las juntas secretas de Querétaro y de San Miguel (1810). Partidario del levantamiento dirigido por el curaMiguel Hidalgo, quien, el 16 de septiembre de 1810, proclamó la independencia de México, Juan Aldama asumió la dirección militar de los sublevados, con el grado de teniente general. Participó en la batalla de Monte de las Cruces y en el asalto de Guanajuato.
A pesar de las victorias iniciales, la primera revuelta secesionista mexicana pronto comenzó a debilitarse a causa de la superioridad militar de las tropas españolas. En efecto, los insurrectos, mal armados y poco disciplinados, fueron derrotados por el ejército realista de Calleja en Aculco (7 de noviembre de 1810) y en Puente de Calderón (16 de enero de 1811).
Ante la imposibilidad de continuar el avance sobre Ciudad de México, Juan Aldama decidió retirarse hacia el norte, pero fue hecho prisionero por los españoles en Acatita de Baján, junto con otros líderes revolucionarios, como Ignacio María de Allende. Acusados de traición, todos ellos fueron fusilados en Chihuahua, el 26 de junio de 1811.
Ignacio Allende
(Ignacio María de Allende y Unzaga; San Miguel el Grande, actual San Miguel de Allende, Guanajuato, 1769 - Chihuahua, 1811) Militar independentista mexicano, uno de los más destacados protagonistas de la primera fase de la insurrección que conduciría a la independencia de México. Tras una serie de victorias y derrotas, debidas en parte estas últimas a las carencias estratégicas de Miguel Hidalgo, asumió el mando de las huestes insurgentes cuando la sublevación ya había sido prácticamente aplastada.

Ignacio Allende
Ignacio Allende era un criollo de buena familia, diestro en las artes de la caballería y de carácter fuerte. En 1795 ingresó por vocación en el ejército, donde recibió una sólida formación y obtuvo el grado de capitán en 1797. En el cantón de Jalapa, Ignacio Allende conoció a otros criollos con los que compartió sus ideales políticos de descontento contra el Gobierno español. A finales de 1809 el Gobierno virreinal descubrió una gran conspiración en Valladolid (hoy Morelia) e intentó desmantelar el movimiento independentista, pero Allende estableció contacto con una ramificación importante en Querétaro, en la casa del corregidor Miguel Domínguez y su esposa, Josefa Ortiz.
Por uno de los participantes, el oficial Joaquín Arias, la conspiración fue descubierta. Ignacio Allende fue avisado oportunamente y pudo advertir a otro conspirador, el cura de Dolores Miguel Hidalgo y Costilla, que decidió adelantar la rebelión. En la madrugada del 15 al 16 de septiembre de 1810 se convocó a todo el pueblo a toque de campana para tomar las armas. Un gran contingente de criollos e indígenas marcharon hacia San Miguel, y en Atotonilco el cura Hidalgo adoptó el estandarte con la Virgen de Guadalupe como insignia.
El 28 de septiembre tomaron Guanajuato, defendido por el intendente realista Antonio Riaño. En Guanajuato los insurgentes, incontrolables, asaltaron ferozmente la alhóndiga de Granaditas y asesinaron sin piedad a los españoles junto con sus familias. Ello causó que Hidalgo y Allende se enemistaran entre sí. En la ciudad de Valladolid, tomada el 17 de octubre, se les unieron más rebeldes, que se enfrentaron con éxito al ejército realista en el Monte de las Cruces.
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández, mejor conocida sólo como Leona Vicario, nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México.
De padre español y madre mexicana, Leona disfrutó hasta su adoles
cencia de toda la atención que sus progenitores le brindaron, ya que fue hija única.

Algo curioso para la época en que los Vicario Fernández vivieron fue el atento cuidado que tuvieron en la educación de Leona, quien no sólo aprendió a bordar, rezar y tocar el piano, también, le inculcaron amor por el arte, la literatura y la historia.
Por desgracia, los padres de Leona murieron cuando ella era una jovencita, en su testamento señalaron como tutor y albacea de la joven a su tío Don Agustín Pomposo.
Otro hecho curioso en la vida de Leona Vicario fue que su tío le permitió vivir sola para que estuviera cómoda, él compró una propiedad contigua para estar al pendiente de la jovencita, algo escandaloso para las costumbres de la época.
En 1809, un joven de nombre Andrés Eligio Quintana Roo, llegó a trabajar al despacho de abogados de su tío Agustín.
Antes de enamorarse de Andrés, Leona estuvo comprometida con Octaviano Obregón, quien partió a España olvidándose de ese vínculo.
Leona y Andrés compartieron intereses políticos y filosóficos, con la convivencia surgió un cariño profundo que pronto culminó con la petición de mano, misma que le fue negada a Andrés por ser de espíritu liberal y Don Agustín un‘realista de hueso colorado’.
Sin embargo, esto no frenó el amor de los jóvenes impetuosos, Andrés se enroló en las filas liberales y Leona contribuyó a la causa insurgente con su fortuna, dinero que se utilizó para comprar armas. Además, leona se encargó de enviar correos para que la comunicación entre los insurgentes y sus esposas estuviera al día.
Don MIGUEL LERDO DE TEJADA.Estatua erigida por el estado de Veracruz y develada el 16 de septiembre de 1889. Obra del escultor Don Epitacio Calvo.
Miguel Lerdo de Tejada nació en Veracruz el 6 de julio de 1812. Fue un decidido promotor de las Leyes de Reforma.La enorme acumulación de bienes raíces por unos cuantos particulares y específicamente por las congregaciones eclesiásticas, llevó a los liberales, entre ellos Miguel Lerdo de Tejada, a considerar la posibilidad de rescatar para la nación dichos bienes. Durante el gobierno de don Ignacio Comonfort, Lerdo de Tejada fungió como Ministro de Hacienda y promulgó, el 25 de junio de 1856, la Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas. A esta ley también se le conoce como Ley Lerdo. Por desavenencias políticas con el General Comonfort, presentó su renuncia al cargo el 19 de diciembre del mismo año, pero tiempo después pasó a formar parte del gobierno de Don Benito Juárez y pudo seguir luchando desde allí por sus ideas políticas. Tuvo el honor de haber firmado, junto con Melchor Ocampo y Manuel Ruiz el histórico manifiesto a la nación, mediante el cual el presidente constitucional (Juárez) y el resto de su gabinete definieron el programa de la Reforma. Al triunfo de la Reforma y restablecido el gobierno constitucional en la capital, obtuvo por el voto popular el cargo de Magistrado en la Suprema Corte de Justicia, puesto en el que se encontraba cuando murió el 22 de marzo de 1861.
Miguel Lerdo de Tejada nació en Veracruz el 6 de julio de 1812. Fue un decidido promotor de las Leyes de Reforma.La enorme acumulación de bienes raíces por unos cuantos particulares y específicamente por las congregaciones eclesiásticas, llevó a los liberales, entre ellos Miguel Lerdo de Tejada, a considerar la posibilidad de rescatar para la nación dichos bienes. Durante el gobierno de don Ignacio Comonfort, Lerdo de Tejada fungió como Ministro de Hacienda y promulgó, el 25 de junio de 1856, la Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas. A esta ley también se le conoce como Ley Lerdo. Por desavenencias políticas con el General Comonfort, presentó su renuncia al cargo el 19 de diciembre del mismo año, pero tiempo después pasó a formar parte del gobierno de Don Benito Juárez y pudo seguir luchando desde allí por sus ideas políticas. Tuvo el honor de haber firmado, junto con Melchor Ocampo y Manuel Ruiz el histórico manifiesto a la nación, mediante el cual el presidente constitucional (Juárez) y el resto de su gabinete definieron el programa de la Reforma. Al triunfo de la Reforma y restablecido el gobierno constitucional en la capital, obtuvo por el voto popular el cargo de Magistrado en la Suprema Corte de Justicia, puesto en el que se encontraba cuando murió el 22 de marzo de 1861.
Don ANDRES QUINTANA ROO.
Estatua erigida por el estado de Yucatán y develada el 5 de mayo de 1890. Obra del escultor Don Epitacio Calvo. Andrés Quintana Roo nació el 30 de noviembre de 1787 en la ciudad de Mérida, Yucatán. En 1808 llegó a la Ciudad de México, para continuar sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de la Nueva España, obteniendo el grado de abogado. Escritor, filósofo y político, contrae matrimonio con Leona Vicario, quien será de gran apoyo en su vida política, ya que decide unirse al movimiento de los insurgentes con Ignacio López Rayón. Participa en el Congreso de Chilpancingo y en 1813 lo nombran Presidente de la Asamblea Constituyente, la cual formula la declaración de Independencia. Junto con Anastasio Bustamante, es autor de la Constitución de Apatzingán de 1814. En 1822, es nombrado subsecretario de Relaciones durante el Imperio de Agustín de Iturbide. Su carrera política es muy amplia y ocupa puestos muy diversos, fue magistrado de la Suprema Corte y miembro vitalicio del Congreso. Murió el 15 de abril de 1851, en la ciudad de México. Sus restos se encuentran en la Columna de la Independencia y su nombre está grabado con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados.
Estatua erigida por el estado de Yucatán y develada el 5 de mayo de 1890. Obra del escultor Don Epitacio Calvo. Andrés Quintana Roo nació el 30 de noviembre de 1787 en la ciudad de Mérida, Yucatán. En 1808 llegó a la Ciudad de México, para continuar sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de la Nueva España, obteniendo el grado de abogado. Escritor, filósofo y político, contrae matrimonio con Leona Vicario, quien será de gran apoyo en su vida política, ya que decide unirse al movimiento de los insurgentes con Ignacio López Rayón. Participa en el Congreso de Chilpancingo y en 1813 lo nombran Presidente de la Asamblea Constituyente, la cual formula la declaración de Independencia. Junto con Anastasio Bustamante, es autor de la Constitución de Apatzingán de 1814. En 1822, es nombrado subsecretario de Relaciones durante el Imperio de Agustín de Iturbide. Su carrera política es muy amplia y ocupa puestos muy diversos, fue magistrado de la Suprema Corte y miembro vitalicio del Congreso. Murió el 15 de abril de 1851, en la ciudad de México. Sus restos se encuentran en la Columna de la Independencia y su nombre está grabado con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados.

Fray SERVANDO TERESA DE MIER.
Estatua erigida por el estado de Nuevo León y develada el 15 de septiembre de 1894. Obra del escultor Don Jesús Contreras.
Fray Servando Teresa de Mier (Padre Mier) nació en Monterrey el 18 de octubre de 1763. A edad temprana entró a un convento, profesando en la orden dominicana a los 16 años de edad. Cursó filosofía y teología en el Colegio de Porta Coeli en México, participando en 5 actos públicos en los que demostró con brillantez su dominio de las materias aprendidas. Ya graduado en 1790 regresó al convento de Santo Domingo para entregarse al estudio. El 12 de diciembre de 1794 pronunció un sermón que fue el origen de su gran celebridad, exponiendo con valentía ideas que dudaban de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Sus ideas no fueron aprobadas por el arzobispo Nuñez de Haro quién le excomulgó, le redujo a prisión y se apoderó de sus libros y escritos. En 1795, después de largo tiempo de permanecer encerrado en un calabozo, fue desterrado a Cádiz continuando sus penurias encerrado en el convento de Caldas. Tras de largos sufrimientos y complicados procesos, en Madrid logró un fallo absolutorio emitido por 3 teólogos eminentes. Tras de grandes vicisitudes y sufrimientos que siempre acompañaron su vida, se trasladó a Francia e Italia en donde fue reconocido su gran valer. Retornó a España y volvió a ser víctima de odios y rencores. Finalmente permaneció en Londres y sabiendo de la lucha por la independencia de su patria, desde allí durante 5 años escribió e hizo propaganda a través de sus famosas Cartas de un americano a un español. En mayo de 1815 después de conocer al Gral. Francisco Javier Mina, decide retornar a México con él y otros hombres y se embarcan en un bergantín fletado rumbo a Norfolk, Virginia. Una nueva aventura se inicia, pero por desgracia fray Servando es tomado prisionero en Soto la Marina el 15 de julio de 1815. Deportado nuevamente a Cádiz, logra escapar en La Habana y permanece un tiempo en los Estado Unidos, hasta que regresa a México en 1821, tras de la consumación de la Independencia. Todavía tendría que permanecer recluido en San Juan de Ulúa, pero por fortuna en 1822, reclamado por el Congreso fue puesto en libertad. Con gran entusiasmo el Doctor Mier ingresó a la vida política y pidió la abdicación de Agustín de Iturbide para terminar con el imperialismo en México. Murió en México el 3 de diciembre de 1827 y su muerte causó un verdadero duelo nacional. Su nombre está grabado con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados.
Estatua erigida por el estado de Nuevo León y develada el 15 de septiembre de 1894. Obra del escultor Don Jesús Contreras.
Fray Servando Teresa de Mier (Padre Mier) nació en Monterrey el 18 de octubre de 1763. A edad temprana entró a un convento, profesando en la orden dominicana a los 16 años de edad. Cursó filosofía y teología en el Colegio de Porta Coeli en México, participando en 5 actos públicos en los que demostró con brillantez su dominio de las materias aprendidas. Ya graduado en 1790 regresó al convento de Santo Domingo para entregarse al estudio. El 12 de diciembre de 1794 pronunció un sermón que fue el origen de su gran celebridad, exponiendo con valentía ideas que dudaban de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Sus ideas no fueron aprobadas por el arzobispo Nuñez de Haro quién le excomulgó, le redujo a prisión y se apoderó de sus libros y escritos. En 1795, después de largo tiempo de permanecer encerrado en un calabozo, fue desterrado a Cádiz continuando sus penurias encerrado en el convento de Caldas. Tras de largos sufrimientos y complicados procesos, en Madrid logró un fallo absolutorio emitido por 3 teólogos eminentes. Tras de grandes vicisitudes y sufrimientos que siempre acompañaron su vida, se trasladó a Francia e Italia en donde fue reconocido su gran valer. Retornó a España y volvió a ser víctima de odios y rencores. Finalmente permaneció en Londres y sabiendo de la lucha por la independencia de su patria, desde allí durante 5 años escribió e hizo propaganda a través de sus famosas Cartas de un americano a un español. En mayo de 1815 después de conocer al Gral. Francisco Javier Mina, decide retornar a México con él y otros hombres y se embarcan en un bergantín fletado rumbo a Norfolk, Virginia. Una nueva aventura se inicia, pero por desgracia fray Servando es tomado prisionero en Soto la Marina el 15 de julio de 1815. Deportado nuevamente a Cádiz, logra escapar en La Habana y permanece un tiempo en los Estado Unidos, hasta que regresa a México en 1821, tras de la consumación de la Independencia. Todavía tendría que permanecer recluido en San Juan de Ulúa, pero por fortuna en 1822, reclamado por el Congreso fue puesto en libertad. Con gran entusiasmo el Doctor Mier ingresó a la vida política y pidió la abdicación de Agustín de Iturbide para terminar con el imperialismo en México. Murió en México el 3 de diciembre de 1827 y su muerte causó un verdadero duelo nacional. Su nombre está grabado con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados.
Don JOSE MANUEL OJINAGA CASTAÑEDA.
Estatua erigida por el estado de Chihuahua y develada el 15 de septiembre de 1896. Obra del escultor Don Jesús Contreras.
Manuel Ojinaga nació en la Hacienda de las Garzas, perteneciente al municipio de La Cruz, Chihuahua, el día 8 de abril de 1833, de acuerdo con lo expresado en su fe de bautismo. De niño quedó huérfano de padre, quedando al cuidado de su madre y cursando su educación primaria en el Valle de Allende. Después se trasladó a la ciudad de Chihuahua, en donde obtuvo una plaza de escribiente en la Contaduría Mayor de Hacienda a fines de 1850, estudiando a la vez en el Instituto Científico y Literario.
Viajó a la capital de la república y se inscribió como alumno externo en la Escuela de Minería. Luchó contra todo género de contrariedades y privaciones durante los primeros años de sus estudios y se distinguió por su talento, dedicación y conducta irreprochable. Obtuvo diplomas de Agrimensor, Ingeniero de Minas y Ensayador.
En 1861 regresó a Parral, Chihuahua para ejercer su profesión de Ensayador y poco después por sus méritos, fue electo diputado de la II Legislatura local.
En 1864 se alistó en la guardia nacional del Cantón Hidalgo y fue electo teniente coronel del Batallón 1º de Chihuahua. Poco después se le confirió la jefatura del mismo batallón y se incorporó a la brigada que comandaba el general José María Patoni, con
Estatua erigida por el estado de Chihuahua y develada el 15 de septiembre de 1896. Obra del escultor Don Jesús Contreras.
Manuel Ojinaga nació en la Hacienda de las Garzas, perteneciente al municipio de La Cruz, Chihuahua, el día 8 de abril de 1833, de acuerdo con lo expresado en su fe de bautismo. De niño quedó huérfano de padre, quedando al cuidado de su madre y cursando su educación primaria en el Valle de Allende. Después se trasladó a la ciudad de Chihuahua, en donde obtuvo una plaza de escribiente en la Contaduría Mayor de Hacienda a fines de 1850, estudiando a la vez en el Instituto Científico y Literario.
Viajó a la capital de la república y se inscribió como alumno externo en la Escuela de Minería. Luchó contra todo género de contrariedades y privaciones durante los primeros años de sus estudios y se distinguió por su talento, dedicación y conducta irreprochable. Obtuvo diplomas de Agrimensor, Ingeniero de Minas y Ensayador.
En 1861 regresó a Parral, Chihuahua para ejercer su profesión de Ensayador y poco después por sus méritos, fue electo diputado de la II Legislatura local.
En 1864 se alistó en la guardia nacional del Cantón Hidalgo y fue electo teniente coronel del Batallón 1º de Chihuahua. Poco después se le confirió la jefatura del mismo batallón y se incorporó a la brigada que comandaba el general José María Patoni, con

martes, 28 de octubre de 2014
INDEPENDENCIA DE MÉXICO

La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España en 1808 y se extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.

El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.

MOVIMIENTO DE HIDALGO
MOVIMIENTO DE JOSE MARIA MORELOS

MOVIMIENTO DE MINA
MOVIMIENTO DE AGUSTIN ITURVIDE

CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA

La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España en 1808 y se extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.

El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.

A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la esclavitud. José María Morelos y Pavónconvocó a las provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.

La rehabilitación de la Constitución de Cádiz en 1820 alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Al ver afectados sus intereses, los criollos monarquistas decidieron apoyar la independencia de Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el brazo militar de los conspiradores, y a principios de1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos proclamaron el Plan de Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de la aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó el 27 de septiembre de 1821.
Tras esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía católica que dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos internos y la separación de América Central.
Después de algunos intentos de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro Barradas en 1829, España reconoció la independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca Fernando VII.

MOVIMIENTO DE HIDALGO
Cuando el Rey de España, Fernando VII, fue derrocado por el ejército francés y encarcelado en mayo de 1808, ocupó el trono un hermano de Napoleón, José Bonaparte. Estos hechos fueron después conocidos en América, provocando una enorme impresión, ya que nadie quería acabar en manos de los franceses, que por ese tiempo tenían una pésima fama. Las autoridades que en América representaban al Rey legítimo: Virreyes, Intendentes, Capitanes Generales, etcétera, creyeron oportuno aceptar los hechos consumados, pero algunos diferían de esa postura y empezaron a organizar conjuras en contra de dichas autoridades por su pasividad ante la crisis española.

Parte de una de esas conjuras en la Nueva España, fueron: don Miguel Hidalgo y Costilla, junto con Ignacio Allende, los hermanos Aldama, Josefa Ortiz y otros criollos ilustrados de la época. Descubiertos que fueron, ante el peligro de ser apresados, se enfrentaron al riesgo de iniciar una lucha armada abierta y general, para la cual no tenían dinero ni armas ni gente; ni siquiera un proyecto definido de acciones y metas a lograr.
¿Cómo alentar a los pueblos a seguir una Causa que desconocían o con la cual no se identificaban? De momento, pagándoles. Hidalgo ofreció bonificar un peso diario a quienes trajeran caballo, y cincuenta centavos a los de a pie; pero a muchos de estos iniciales insurgentes les quedaba claro que en la revuelta habría la posibilidad del saqueo. De igual modo, se procedió a liberar a los presos a cambio de su adhesión, y la decisión, también fatal, de apresar a los pobladores civiles de origen español. La salida de Dolores se fijó a las ocho de la mañana, pero no fue sino hasta las once cuando inició la marcha hacia San Miguel (hoy de Allende).
Un voluntarioso tumulto

¿Cuánta gente seguía a Hidalgo? Es difícil saberlo. Se han manejado cifras de todo tipo, pero debemos antes recordar que para esas fechas, en la Nueva España, no se llegaba a seis millones de habitantes, si bien El Bajío tenía una gran concentración poblacional. A San Miguel debieron haber llegado algunos centenares la tarde del mismo 16, y desde esa misma hora quedó claro por dónde iban las cosas: apresar civiles de origen español, saquear sus bienes, imponer préstamos con uso de la violencia y la intimidación.
¿Y la Causa? A juzgar por los testimonios tardíos que llegaron, había que defender al Rey Fernando, destronado por los franceses, y defender a la Religión, que corría el riesgo de ser perseguida si los franceses se adueñaban de América. Esta Causa exigía desconocer a las autoridades virreinales, cómplices de los franceses; pero, ¿por qué apresar a civiles sólo por el hecho de haber nacido en España? Todo se aclara si recordamos los resentimientos históricos que los criollos tenían en contra de los peninsulares, resentimientos de los cuales podían igualmente participar indios y castas.
El Movimiento se volvió entonces confuso, y el tema de la Independencia quedaba de momento en segundo sitio; al parecer, el detonante de las luchas por la Independencia será una guerra entre gente de la misma raza pero que había nacido en distinto sitio.
El padre Calvillo

Los que conocen poco de Historia dicen que Pablo José Calvillo es “el único hidrocálido que la historia menciona como participante en el Movimiento que encabezó Miguel Hidalgo y que nos dio la Independencia”, toda vez que nació muchos años antes de que fuera creado el pequeño Territorio del Estado de Aguascalientes, si bien es cierto que vino al mundo en 1763, en el caserío de Calvillo, así llamado en homenaje a uno de sus parientes en grado colateral, que cedió la superficie del fundo legal del poblado, en el Valle de Huajúcar -no se confunda con el Municipio jalisciense de Huejúcar, del que Calvillo fue Vicario-, que hoy corresponde a aquella Entidad federativa, por entonces dependiente en lo civil de la Nueva Galicia, y en lo eclesiástico, de Guadalajara.
De genio bullicioso y carácter independiente, fue alumno del Seminario tapatío; le ordenó presbítero el Obispo don Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo en 1797, dándole estos destinos: Juchipila, Hacienda de San Jacinto, de Ojocaliente; Tepechitlán y Colotlán, residiendo en calidad de Vicario de este último curato en el pueblo de Huejúcar, cuyo territorio hoy corona el Estado de Jalisco. Por motivos de salud, residió temporalmente en la Ciudad de Aguascalientes, siendo removido en 1809 a Jesús María, donde supo de la insurrección del Cura de Dolores; y sirviéndose del repudio a la Casa de Borbón experimentado por los indios flecheros de las Compañías de La Frontera, de Colotlán, los ganó para la Causa de la Insurgencia, en especial al gobernador del barrio de Tlaxcala, el indio Marcos Escobedo. (Ahí, en esa población del Norte de Jalisco, radicaba un nutrido grupo de indígenas tlaxcaltecas).

Cristalizó la conjura en la casa que el Padre Calvillo tenía en Colotlán, una noche de fines de septiembre de 1810. Con él a la cabeza, dando a los conjurados una estampa guadalupana que pusieron en sus sombreros, y al grito de ‘¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva la Independencia! y ¡Mueran los gachupines!’, los conjurados tomaron las Casas Reales y remitieron a Zacatecas a treinta peninsulares en calidad de rehenes.
Con cinco mil indios flecheros de San Luis de Colotlán, vecinos de los pueblos de Santiago Tlatelolco, Santa María de los Ángeles, Tlalcosahua y Huejúcar, ostentando el título de Mariscal de Campo que le concediera Hidalgo, Calvillo participó, el 17 de enero de 1811, en la Batalla del Puente de Calderón, funesta para su Causa, y aunque no sufrió bajas esa vez, la suerte le fue adversa al verse copado por las tropas de Pedro Celestino Negrete y del Cura Francisco de Álvarez cerca de Colotlán, donde pereció un tercio de su gente.
Atrincherado en la Sierra de Tayahua, sus achaques le orillaron a solicitar y obtener, en octubre de ese mismo año, el indulto de la jurisdicción civil y la dispensa de las irregularidades canónicas por parte de la autoridad eclesiástica. Murió en la Ciudad de Zacatecas, por causas naturales, rehabilitado en su ministerio y en plena comunión con la Iglesia, el 6 de abril de 1816.
MOVIMIENTO DE JOSE MARIA MORELOS
Primeros años y estudios[editar]
Años de servicio | 1810-1815 |
---|---|
Apodo | Siervo de la Nación |
Lealtad | México |
Unidad | ![]() |
Participó en |
En 1759, Carlos III fue proclamado Rey de España, y a partir de entonces implementó una serie de políticas liberales en las colonias y en la metrópoli. Nueva España era gobernada por Carlos Francisco de Croix, un militar de ascendencia francesa. Aún permanecían las diferencias de castas, los peninsulares ocupaban los altos puestos del ejército, la religión y la política[cita requerida]; los criollos,4 puestos mínimos; y los mestizos5 se limitaban a seguir las órdenes de los españoles.6 Otro tipo de castas, como los mulatos, realizaban trabajos como esclavos. Valladolid era de las ciudades más desarrolladas del país, y era considerada, según los letrados de aquella época, como el "jardín de la Nueva España".7 En 1764, las reformas administrativas desarrolladas por el gobierno español otorgaron una nueva panorámica a la Nueva España. Se crea la Ordenanza de Intendentes, gobernantes regionales de las provincias; estos funcionarios dependían directamente del rey, por lo que el virrey vio mermado su poder. También, por decreto real del 25 de febrero de 1767, losjesuitas fueron expulsados del imperio español. De acuerdo con algunos historiadores, la expulsión se debió a que los jesuitas conspiraban contra el rey Carlos III.8 Según Lucas Alamán, la expulsión de los jesuitas fue producto de una conspiración de jansenistas y librepensadores franceses, que amedrentaron a Carlos III sobre el peligro de una conspiración.
El efecto de la expulsión fue desastroso para las colonias, y ventajosísimo para Inglaterra y Estados Unidos. A tal punto que, si la obra de los jesuitas en la Alta California y en Texas se hubiese acabado de desarrollar, quizá no hubiésemos perdido aquellos territorios.
Es en ese panorama, cuando el 18 de febrero de 1760 José Manuel Morelos y Robles,9 carpintero oriundo de Zindurio, una pequeña localidad predominantemente indígena, situada a una legua de distancia al poniente de Valladolid, y Juana María Guadalupe Pérez-Pavón y Estrada (1745 - 1799),10 también originaria de la población de San Juan Bautista de Apaseo, también cercana a Valladolid, se unieron en matrimonio.11
Se dice que el apellido de la familia era Sandoval, pero que en el siglo XVII se deformó debido a que vendía moras, y la gente los llamaba "Moreros", pero con el tiempo pasó a ser "Morelos".12
Recientes investigaciones demuestran que la mencionada familia descendía del apellido Sandoval por el matrimonio de Diego Manuel de Morelos con Juana Núñez de Sandoval, hija de Nicolás Nuñez de Sotomayor y Pérez de Garfias y María de Sandoval y Villalón. El apellido Morelos puede encontrarse en los archivos de la Real Chancillería de Valladolid en el siglo XVI, siglos antes del nacimiento de José María Morelos y Pavón.
La pareja tuvo a su primogénita, llamada María Guadalupe, en 1761. Luego vino Juan de Dios Nicolás, en 1763, que murió en 1828;13 María Josefa Eulalia en 1770, María Antonia en 1774, José Antonio en 1778, Antonio Venancio en 1779 y su hermana menor, Juana María Vicenta, nació en 1784 y murió en 1790.
El lunes 30 de septiembre de 1765, en Valladolid, la señora Juana María de Morelos asistió a la misa dominical del día de San Jerónimo, y, al salir, sintió los dolores de parto en la calle. Solicitó auxilio a las monjas delconvento de San Agustín, donde nació José María, en el pórtico del convento. El 4 de octubre de ese año fue bautizado en la catedral de Valladolid, con el nombre de José María Teclo Morelos Pavón y Pérez.
Los estudios históricos realizados en torno a la figura de los primeros años de Morelos difieren en cuanto al año de nacimiento de la hermana menor, María Antonia, pero todos concuerdan en que nace al menos diez años después que José María. También se afirma de la existencia de una niña nacida después de que el padre se retiró, y cuya fé de bautismo establece que nació el 28 de diciembre de 1784 y murió en la infancia.14
Morelos cursó sus estudios en la escuela de su abuelo, el maestro José Antonio Pavón. El padre de Morelos, don Manuel, era carpintero, y tras una discusión con su madre, se marchó de la casa familiar, y llevó consigo a su hijo Nicolás, por lo que la familia entró en una severa crisis económica. José María entró a trabajar en la región de Apatzingán, a la hacienda Tahuejo, de su tío paterno, Felipe Morelos Ortuño, ubicada en el actual Municipio de Parácuaro, Michoacán, a los catorce años.15
Nicolás siguió a su padre, quien regresó a la casa paterna a principios de 1784, y el hijo adoptó el oficio de carpintero, que ejerció en San Luis Potosí, hasta su muerte, alrededor de 1828.
José María trabajó como atajador, después como arriero y vaquero. Se instruyó en agricultura y ganadería. Morelos se hizo una herida en la nariz, persiguiendo un toro, cuya cicatriz le quedaría grabada el resto de su vida.16 Dentro de sus labores de arriero, Morelos viajó en ocho ocasiones durante los once años que duró en el campo a la Ciudad de México.
En esos años, Morelos también se dedicó a estudiar gramática, un gusto heredado de su madre. Durante ese tiempo, también asistió a fiestas, y viajaba comúnmente a Valladolid, cuando su madre lo necesitaba. En 1789, y tras diez años de labores en el campo, Morelos regresó a Valladolid, pues su padre había muerto, y sus hermanos se habían casado, al tiempo que su madre vivía sola, razón por la que regresó a su ciudad natal.17 En su natal Morelia se organiza cada año en la conmemoración de su natalicio un desfile civico militar en el cual participan un numeroso contingente concluyendo así con las fiestas patrias.
Independencia de México[editar]
El 17 de marzo de 1808, en el Palacio Real de Aranjuez, ocurrió un levantamiento popular, que exigía la destitución de Manuel Godoy, favorito del rey Carlos IV de España, pues ya se encontraban tropas francesas en las ciudades de Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona y Figueras. Después de la destrucción del Palacio y la captura de Godoy por el pueblo, interviene el príncipe de Asturias, Fernando de Borbón, quien evita el linchamiento de Godoy. Se decía que, ante la inminente conquista de España por parte de las tropas francesas, la familia real había huido a Aranjuez para embarcarse a alguno de los dominios de América. Al mediodía, el rey Carlos IV abdicó en favor de su hijo, Fernando VII. El 24 de marzo, Fernando VII volvió a Madrid, pero un día antes el general Joaquín Murat había conquistado la ciudad. En Bayona, Napoleón obligó al rey a abdicar en favor de su hermano José Bonaparte. El 2 de mayo comenzó la Guerra de la Independencia Española.
Mientras tanto, en México, Morelos recibía pedidos del obispado para contribuir a la causa española. En abril, se recibe la noticia de que Buenos Aires ha derrotado a los británicos, y un requerimiento para ayudar a España. Morelos envió 20 pesos por él y 10 por su vicario, adjuntando asimismo una carta en la que afirmaba: "estoy prontísimo a ofrecer la vida por la católica religión y por la libertad de nuestro soberano".18 Un año después, Morelos coopera nuevamente. En 1810 se afirmó que los franceses estaban puestos para invadir a la Nueva España, por lo que todos los clérigos se ven obligados a colaborar de nuevo con las colectas de fondos para el Ejército Español. El obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, reemplazo de San Miguel, fallecido en 1805, escribe lo siguiente a Morelos:
Debemos velar nosotros principalmente que somos atalayas de la Religión y del Estado. La Patria se funda sobre el patriotismo; sólo este apoyo es firme, y el patriotismo consiste en la virtud de cada uno y en la unión de todos: unidos y valerosos nos quiere la patria; consiste en el sacrificio de nuestros intereses particulares y de nuestras pasiones; porque la gloria y la felicidad de una nación es incompatible con el egoísmo y la inercia de sus hijos. En fin, la presente generación va a decidir la suerte de las futuras generaciones.Manuel Abad y Queipo, obispo de Michoacán.
En la capital de la Nueva España, estos sucesos se conocieron por la Gaceta de México del 9 de junio, ante la consternación de la Iglesia, la Audiencia y el Ayuntamiento. En principio, el virrey José de Iturrigaray se negó a reconocer a Fernando VII como Rey de España y de las Indias, hasta que, por presiones del ayuntamiento, Fernando VII es proclamado como rey, el 13 de agosto, justamente el 287° aniversario de que Hernán Cortés tomaraTenochtitlan, en 1521. Pero los rumores acerca de que Iturrigaray pretendía desconocer al gobierno español y constituirse en monarca del virreinato crecían, y se hicieron más grandes cuando el virrey se negó a reconocer a la Junta de Oviedo, pero también lo hizo con la Junta de Sevilla. El 15 de septiembre, un grupo de españoles acaudalados, encabezados por el hacendado vizcaíno Gabriel de Yermo (Sodupe, Vizcaya 1757-1813, México), tomó preso al virrey y a miembros del Ayuntamiento, como a Francisco Primo de Verdad y Ramos, quien fue asesinado el 4 de octubre en la Cárcel del Arzobispado, y que es considerado como el primer mártir de la Independencia. En el lugar de Iturrigaray, fue nombrado el mariscal de campo Pedro de Garibay, un octogenario.19
El 21 de diciembre de 1809, se descubrió en Valladolid una conspiración que pretendía formar una junta en la Ciudad de México, tomar preso al virrey y a las demás autoridades de la Colonia, para prevenir al país sobre una inminente invasión francesa. Desde septiembre, abogados, médicos, militares e incluso sacerdotes, trabajaban en el proyecto, con la participación de varios gobernadores provinciales y de algunos regimientos, como el de Valladolid, capitaneado por Agustín de Iturbide, quien años después consumaría la Guerra de Independencia. Esta conspiración fue organizada por el teniente José Mariano Michelena, quien sólo fue condenado a veinte años de prisión en el castillo de San Juan de Úlua, a diferencia de lo que los españoles pedían, que era la pena capital. Se dijo que la conspiración tenía ramificaciones en San Miguel el Grande y Querétaro, y que tenían relación con los capitanes Ignacio Allende y Mariano Abasolo.19
En marzo de 1810, los franceses tenían capturada toda España, con excepción de la ciudad de Cádiz. En México, una nueva conspiración sustituía a la de Valladolid. La formaban el corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez, y los militares Allende, Abasolo y Juan Aldama. A ellos se les unió un sacerdote muy conocido por el Bajío, amigo del intendente de Guanajuato, Juan Antonio Riaño, y del obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo. Ese hombre era el cura de Dolores, Miguel Hidalgo. Los conspiradores se reunían con el pretexto de celebrar tertulias literarias, en las que se llegó a la conclusión de dar el golpe, el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Pero Allende logró convencer al resto de conspiradores de adelantarlo al 2 de octubre. Esos eran los planes originales de la Conspiración de Querétaro.20
Hidalgo convocó a los herreros que tenía en Dolores para hacer lanzas y espadas, y en una visita a Guanajuato consiguió la Enciclopedia, que consultó para la fabricación de cañones. Allende consiguió poner de su parte a los Regimientos de Dragones y de la Reina, así como a los de Celaya. De acuerdo al juicio seguido un año después, los conspiradores tenían apoyo en San Luis Potosí, e incluso en la Ciudad de México.21
Sin embargo, el 11 de septiembre, un conspirador hasta ahora desconocido, que estaba moribundo, confesó a las autoridades eclesiásticas la existencia de la Conspiración. Al día siguiente se giraron órdenes de aprehensión contra todos los involucrados, mandato que recibió Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro, implicado en la conspiración. El 13 de septiembre, Epigmenio González, quien guardaba en su casa gran parte del armamento que se había destinado para la lucha, fue detenido y trasladado al Puerto de Veracruz, donde fue confinado hasta 1822. El 15 de septiembre en la noche, Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del corregidor, avisa al alcalde Pérez, otro conspirador, que debe informar a Allende sobre su orden de aprehensión. Allende, a su vez, marcha a Dolores para poner al tanto a Hidalgo de los hechos, quien tomó esa noche la decisión de lanzarse a la lucha armada. Su primera medida fue convocar a misa y mandar aprehender a todos los españoles del pueblo, obligándoles a entregar su dinero para la causa.22
La reacción española no se hizo esperar. El virrey y arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana y Beaumont, fue reemplazado el 14 de septiembre por el teniente general Francisco Xavier Venegas, el cual participó en laBatalla de Bailén, donde por primera vez los franceses fueron derrotados. Los realistas disponían de 30 000 soldados, la mayoría criollos y mestizos. Venegas ordenó la formación de tres puntos de defensa, Guanajuato, Puebla ySan Luis Potosí, ésta última de donde salió el brigadier Félix María Calleja, que a la postre derrotaría a los insurgentes. La Iglesia excomulgó a los rebeldes, primero por rebelarse en contra del rey, y segundo por tomar enAtotonilco el estandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera. El edicto de excomunión fue publicado por Abad y Queipo el 20 de septiembre en Valladolid.23
Después, los insurgentes comenzaron su marcha por el Bajío. Primero cayó San Miguel el Grande, luego Celaya. Al 22 de septiembre, fecha en que Hidalgo fue proclamado capitán general de América, y Allende teniente general, los insurgentes sumaban 20 000, la mayoría indios y mestizos, que se unían sin tener experiencia militar, muchos de ellos sin nunca haber salido de su localidad. Lucas Alamán, historiador mexicano, describe así la marcha:
Se le iba juntando gente que formaba diversos grupos o pelotones, que por banderas ataban en palos o en carrizos mascadas de diversos colores, en que fijaban la Virgen de Guadalupe, que era la enseña de la empresa, la que también llevaban por distintivo en el sombrero, todos los que se adherían al partido. Los vaqueros y demás gente de a caballo de las haciendas, casi todos de las castas, formaban la caballería, armada con las lanzas... y con las espadas y machetes que esos mismos hombres acostumbraban llevar en sus trabajos ordinarios: muy pocos tenían pistolas o carabinas. La infantería la formaban los indios, divididos por pueblos o cuadrillas, armados con palos, flechas, hordas y lanzas, y como muchos llevaban a sus mujeres e hijos, todo presentaba más bien el aspecto de tribus bárbaras que emigraban de un punto a otro, que de un ejército en marcha.
Más tarde, el 28 de septiembre, los insurgentes llegaron a Guanajuato, ciudad gobernada por el teniente general Juan Antonio Riaño. Hidalgo envió a un emisario a convencer a Riaño de rendir la ciudad a las tropas insurgentes, que sumaban 20 000, pero en la carta Hidalgo especificó 50 000.24 25 Riaño se negó, afirmando "Mi deber es pelear como soldado". Entonces, los insurgentes marcharon sobre Guanajuato, donde toda la población (más de 600 españoles refugiados) se había encerrado en la Alhóndiga de Granaditas, granero construido en 1801. En medio de la batalla, Riaño salió con un conjunto de soldados, y en el acto murió asesinado. Tras este incidente, un minero ofrece a Hidalgo quemar la puerta del edificio. A este hombre se le conoce como El Pípilatrabajador minero barretero, quién con una loza sobre su espalda y una tea, prendió fuego al portón de la Alhondiga de Granaditas, pero su verdadero nombre fue en realidad Juan José Reyes Martínez. Después de ello, los insurgentes tomaron el edificio, y mataron a muchos españoles.
Los insurgentes avanzaron sin resistencia hasta llegar a Valladolid el 17 de octubre. No ocurrieron otras matanzas, debido a la intervención de Allende. La toma de Valladolid sumó a las fuerzas de Hidalgo ocho compañías nuevas y todo el regimiento de Dragones de la Reina, situado en la ciudad. Allende sugirió a Hidalgo seleccionar 14 000 soldados, llevarlos a la ciudad de Pátzcuaro y ahí entrenarlos. Planteó también la posibilidad de usar las campanas de la catedral de Valladolid para hacer cañones. Hidalgo rechazó ambas propuestas, aduciendo que sería mejor marchar cuanto antes a México y tomar la capital, pues el brigadier Calleja había salido de San Luis Potosí para reforzar la defensa de la Ciudad de México. Tras esta discusión, los insurgentes salen de Valladolid la noche del 19 de octubre.26 27
Al mediodía del 20 de octubre, los insurgentes, ya en su marcha hacia México, llegaron a un pueblo a las afueras de Valladolid, llamado Charo, donde Hidalgo ordenó que la tropa se detuviera para descansar unas horas. Morelos, enterado de la situación, salió en la madrugada rumbo a Charo, acompañado de un campesino de Nocupétaro.28 Logró hablar con Hidalgo, le expuso las razones por las que deseaba unirse al movimiento "la independencia que todos los americanos se veían obligados a pretender, respecto a la ausencia del rey, preso en Francia, les proporcionaba la coyuntura de lograr aquélla". En principio, Morelos ofrece a Hidalgo marchar con él hasta México, pero el jefe insurgente le asigna la comisión de levantar tropas en el sur del país, y principalmente, la captura del puerto de Acapulco, un lugar estratégico porque ahí llegaban mercancías de la Nao de China, provenientes de Filipinas, entonces dominio español. Morelos deseaba ser capellán del ejército insurgente y dijo estar pronto a "correr con violencia las tierras calientes del sur". Hidalgo le otorgó el título militar de "General de los ejércitos americanos para la conquista y nuevo gobierno de las provincias del sur, con autoridad bastante". Tras encomendarle su misión, Hidalgo ordenó a las tropas insurgentes proseguir la marcha, al tiempo que Morelos regresó a Carácuaro. Nunca más volvieron a verse.29
Primera Campaña[editar]
Tras el encuentro con Hidalgo, Morelos regresó a Carácuaro, con intención de renunciar al curato y reclutar, de entre la gente de Carácuaro, a cuantos soldados pudiera, a fin de marchar cuanto antes hacia el Sur. El gobernador del Obispado, Mariano de Landa y Escandón, le concedió la ausencia del curato el 25 de octubre. Ya en su parroquia, logró reunir 25 hombres armados entre lanzas y escopetas. Después de reunir a la gente de Carácuaro para explicar sus motivos de abandono al curato, en los que citó el "Itinerario para pueblos para párrocos de indios", obra hecha por los jesuitas en la que afirma que los "los clérigos pueden tomar las armas lícitamente cuando hay alguna grave necesidad en utilidad grande de la república". De ahí marchó a Zacatula, atravesando la rivera del Río Balsas, en la Tierra Caliente, rumbo a la Costa, camino que atravesó bordeando la provincia de Michoacán.30 Como afirmaría en el juicio que la Inquisición, le siguió cinco años después "Siempre conté con la justicia de la causa, en que habría entrado, aunque no hubiese sido sacerdote".31 Llegó a Huetamo, donde su tropa aumentó a 350. Ahí escribió a un amigo sacerdote
Veo de sumo interés escoger la fuerza con que debo atacar al enemigo, más bien que llevar un mundo de gente sin armas ni disciplina. Cierto que pueblos enteros me siguen a la lucha por la independencia, pero les impido diciendo que es más poderosa su ayuda labrando la tierra para darnos el pan a los que luchamosHuetamo, Provincia de Michoacán a los veinticinco días del mes de octubre del año de Nuestro Señor de mil ochocientos diez. José María Morelos30
El objetivo de la campaña era conseguir hombres y armamentos en el sur del país, y, principalmente, cumplir la encomienda de Hidalgo: la toma del Puerto de Acapulco, un importante centro comercial. A principios de noviembre, las tropas de Morelos bordearon la costa y llegaron a Zihuatanejo, donde consiguieron que muchos de los pobladores (principalmente campesinos de bajos recursos) se unieran a su movimiento, y ya en Petatlán, logró reclutar a muchas más personas para su ejército. Con aproximadamente 2000 hombres, Morelos decidió tomar Técpan, una pequeña población en la Costa Grande del actual Estado de Guerrero, donde hicieron huir a la guarnición del ejército realista. Ahí, se le unieron a Morelos, los Galeana, formados por Hermenegildo y Pablo, sobrino de Hermenegildo. Los Galeana contaban con un cañón conocido como ‘’El Niño’’ que se usaba en las fiestas del pueblo. Los Galeana eran descendientes de un pirata inglés que llegó a la costa guerrerense en el siglo XVIII.
Después de la toma de Técpan, Morelos marchó con su ahora más numeroso ejército a San Jerónimo, lugar en el que entró sin resistencia y después se trasladó a la población de Coyuca de Benítez, pero estas poblaciones ya se ubicaban en la región de Costa Grande. Después, el objetivo de Morelos era aproximarse lo más posible a Acapulco, y dejarla rodeada por tierra. En enero de 1811, Morelos ordenó a una parte de su ejército tomar el Cerro del Veladero, un monte que domina la entrada a Acapulco. Mientras que una parte del cerro quedó en posesión del ejército insurgente, el resto del cerro aún era retenido por los españoles, comandados por el capitán Francisco París, que había sido comisionado por Venegas para defender el puerto. Tras derrotar al ejército realista, Morelos establece el campamento de su ejército en la localidad de Paso Real de la Sabana, cercano al Fuerte de San Diego, un edificio construido para evitar los ataques de los piratas, y que estaba bien artillada y preparada para defender al puerto del ataque insurgente.
El teniente de artillería José Gagó, ofreció a Morelos entregarle la plaza de Acapulco sin resistencia. La fecha en que se había pactado la entrega del Fuerte era el 8 de febrero de 1811. En ese día, los insurgentes estuvieron frente al Fuerte de San Diego, pero Gagó traicionó a Morelos, dejando a los insurgentes entre varios fuegos. Morelos de inmediato ordenó la retirada, que fue organizada por los Galeana. El campamento insurgente se salvó de ser tomado por los realistas gracia a la intervención del capitán Julián Ávila, mientras que el resto del ejército, comandado por Morelos, emprendió la retirada a Tecpan. París redactó un parte a Venegas explicando la situación. El mensaje fue interceptado por los insurgentes, y en el se decía:
Estas gentes de la jurisdicción de Acapulco están tan entusiasmadas por Morelos, que al mismo tiempo que a él nada le falta, no se presenta en nuestro campo una mujer a vender tortillas. Dicen los naturales que el cura es muy determinado; que cuando se le antoja monta en su mula y con cuarenta hombres se va a registrar su avanzada; que espera allí a cuantos le quieran ir a acometer32
Poco antes del fracaso militar en Acapulco, Morelos dictó en la localidad de El Aguacatillo, en el actual municipio de San Luis Acatlán, varios decretos a fin de organizar lo más pronto posible un gobierno. Entre las medidas dictadas por Morelos, se encontraban:
- Cuidar los bienes de la Iglesia católica.
- Evitar el ataque con fuerzas inferiores al enemigo.
- Castigar cualquier intento de guerra de castas y los pecados públicos.
- Observar el escalafón militar por méritos.
- Obrar en armonía consultando en casos difíciles.
- Reiterar la medida dictada por Hidalgo en Guadalajara, de establecer nuevo gobierno en manos de los americanos, es decir, todos los nacidos en la Nueva España.
- Suprimir el tributo, la esclavitud, las cajas de comunidad, las deudas a peninsulares y el monopolio de la pólvora.

Hermenegildo Galeana, militar insurgente oriundo de Tecpan, que apoyó a Morelos en su primera campaña.
En Tecpan, Morelos se concentró con su ejército, y decidió elevar el pueblo a la categoría de provincia, con el nombre de "Nuestra Señora de Guadalupe de Tecpan", y se mantuvo el cobro de los impuestos reales ya existentes, pero fue abolido el tributo aplicado a las tropas. Morelos decidió tomar algunos bienes de la Iglesia para financiar sus actividades militares. Mientras se encontraba en el sur, Morelos recibe el apoyo de la Familia Bravo, compuesta por Leonardo y sus hermanos Máximo, Víctor y Miguel, y el hijo de Leonardo, Nicolás Bravo. Ellos eran originarios de la Hacienda de Chichihualco. Junto a ellos se unió Vicente Guerrero, arriero originario de Tixtla. También, el estudiante de derecho oriundo de Durango, Miguel Fernández Félix, se unió al movimiento, y más tarde adoptaría el nombre de Guadalupe Victoria, quién sería el primer presidente de México. Mientras tanto, el 13 de julio de 1811, en el pueblo de Tixtla, Morelos dictó el siguiente decreto:
A partir de hoy se entregarán las tierras a los pueblos para su cultivo, sin que puedan arrendarse, pues su goce ha de ser de los naturales en sus respectivos pueblos. Asimismo, faltándonos la moneda corriente de plata y oro para el socorro de las tropas, he resuelto se selle moneda de cobre para el uso del comercio. Las habrá de a peso, tostón, real y medio real, y podrán cambiarse por sus equivalentes de curso legal en cuanto termine la guerraDado en Tixtla, a 13 de julio de 1811, José María Morelos32
Mientras tanto, Hidalgo había llegado hasta las puertas de la Ciudad de México, tras triunfar en la Batalla del Monte de las Cruces, el 30 de octubre de 1810. Sin embargo, por motivos hasta ahora desconocidos,33 Hidalgo decidió retroceder hacia el Bajío, donde el 7 de noviembre, Félix María Calleja lo derrotó en la Batalla de San Jerónimo Aculco. Después, diferencias con Allende, separaron al ejército insurgente. Hidalgo marchó a Valladolid, donde se cometieron matanzas de españoles entre noviembre y diciembre. Por su parte, Ignacio Allende, Ignacio Aldama y Mariano Abasolo, se retiraron a Guanajuato, donde el 26 de noviembre Calleja recuperó la plaza, tomada por Hidalgo el 28 de septiembre, apenas dos meses antes. Después de la derrota, Allende, Aldama, Jiménez y Abasolo se retiraron a Guadalajara, donde Hidalgo había sido proclamado "Libertador de América", pues José Antonio Torres, apodado "El Amo", había tomado la ciudad el 8 de noviembre. El 17 de enero, Félix María Calleja del Rey, derrotó a los insurgentes en la Batalla de Puente de Calderón. Después, los insurgentes emprendieron la marcha hacia los Estados Unidos de América, y en el camino Hidalgo fue despojado del mando militar en Aguascalientes. El 21 de marzo, fueron capturados en las Norias de Acatita de Baján, Coahuila, traicionado por un ex-combatiente de Hidalgo, de nombre Ignacio Elizondo, el cual pocos años después moriría apuñalado en una población de Texas, cuando fue identificado por el teniente Miguel Serrano como el traidor de los insurgentes y cuando dormía a un lado del Río San Marcos en Texas, fue apuñalado, cuando este territorio pertenecía a la Nueva España. Tras juicios en Chihuahua, el 26 de junio fueron fusilados Allende, Aldama y Jiménez. Mariano Abasolo, por intercepción de su esposa ante las autoridades del virreynato, no fue asesinado, pero fue enviado a cadena perpetúa a la cárcel en Cádiz, España en donde moriría en reclusión, aparentemente de tuberculosis pulmonar. El 30 de julio, fue fusilado el cura Miguel Hidalgo, y las cabezas de Allende, Aldama, Jiménez y del padre Hidalgo, fueron colocadas dentro de una jaula de hierro, en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, donde permanecerían colocadas por 10 años.34
Segunda Campaña[editar]
Morelos recibió, al término de su primera campaña, una invitación de Ignacio López Rayón, para organizar un consejo de dirección insurgente, ya que tras la muerte de los primeros líderes, el ejército quedó disperso y sin una cabeza general visible. La propuesta de Rayón consistía en elegir a los miembros de la Suprema Junta Nacional Gubernativa, que habría de gobernar al país en ausencia de Fernando VII. Morelos aceptó la invitación, pero como sus actividades militares le impedían estar presente, nombró como su delegado a Sixto Verduzco, un antiguo compañero suyo de estudios. Puesto que Rayón quedó en manos de la insurgencia tras la muerte de Hidalgo, de quien había sido secretario y ministro en Guadalajara, quedó al frente de las tropas insurgentes en Saltillo. De ahí llegó a Zitácuaro, donde el 21 de agosto, fue electa la Suprema Junta Nacional Gubernativa, compuesta por los siguientes miembros:
- Ignacio López Rayón, como presidente,
- José María Liceaga y José Sixto Verduzco, vocales.35
Los primeros actos de la Junta consistieron en designar a Zitácuaro, actual municipio de Michoacán, como capital de la insurgencia, aunque poco después, ante el ataque realista, la Junta se trasladó a Sultepec. Morelos escribió a Rayón que "Estoy resuelto a perder la vida por sostener la autoridad y existencia de la Suprema Junta". Asimismo, Rayón ordenó la publicación de dos periódicos insurgentes, El Ilustrador Nacional y El Ilustrador Americano, ambos dirigidos por José María Cos. En abril de 1812, la Junta redactó los Elementos de Nuestra Constitución, donde se estableció que el pueblo es el único soberano y se consagraron los poderes de la Junta, y la libertad de expresión, libertad de prensa, y el derecho al trabajo. Morelos escribió a la Junta, "Que se le quite la máscara a la independencia, eliminemos la mención del Rey".
Después, Morelos entró en Chilapa, que por entonces era la población más próspera de la región. Entre agosto y noviembre, Morelos estableció su centro de operaciones en Chilapa. Morelos reforzó su relación con los indígenas, pues ´por decreto del 4 de septiembre, se establece lo siguiente:
A todo el mundo le es lícita la apelación, no hay motivo para denegársela a los naturales de este reino. Los indios no deben pagar diezmos ni primicias
MOVIMIENTO DE MINA
Martín Xavier Mina Larrea, conocido como Francisco Xavier Mina (Otano, Navarra, España, 1 de julio de 1789 – Fuerte de los Remedios Pénjamo, Guanajuato, Nueva España, 11 de noviembre de 1817), militar y guerrillero español que participó en la Guerra de la Independencia de España (contra los franceses) y en la Independencia de México (del lado de los insurgentes y en contra de los realistas).1 EsJuventud
Tercer hijo de Juan José Mina Espoz y de María Andrés Larrea, familia de labradores acomodados de Otano, pequeña población situada en la falda norte de la Sierra de Alaiz, en las proximidades de Monreal e Idocin. Al cumplir 11 años sus padres lo enviaron a estudiar a Pamplona, donde vivió con sus tíos Clemente y Simona Espoz.
Hizo estudios de latín, matemáticas y humanidades en el Seminario de Pamplona, y pronto trabó amistad con el coronel retirado Juan Carlos de Aréizaga, quien mantenía una tertulia de jóvenes a los que aconsejaba y daba su interpretación de la marcha de las guerras europeas. Cuando llegó a la edad de 18 años se trasladó a Zaragoza, donde se inscribió en la Universidad e inició los estudios de Derecho. El 23 de marzo de 1808, cuando llegaron a la ciudad las primeras noticias del motín de Aranjuez, dirigió una revuelta estudiantil, que acabó con la quema del retrato de Manuel de Godoy en la plaza del Coso.
Coincidiendo con los sucesos del 2 de mayo en Madrid y el cambio de monarquía, regresó a Pamplona y de acuerdo con el coronel Aréizaga pasó a formar parte de la resistencia antifrancesa, realizando algunas acciones de espionaje en la vertiente norte de los Pirineos. En noviembre de 1808, y en calidad de ayudante del coronel, se trasladaron ambos a la ciudad de Zaragoza para ponerse al servicio de José de Palafox y Melci ante el anunciado segundo asedio francés. Terminado el segundo Sitio de Zaragoza se retiraron a Tortosa, donde el general Joaquín Blake encargó a Aréizaga el mando de las fuerzas de infantería del Ejército de la Derecha, dispuesto para liberar Zaragoza. Xavier Mina sirvió a las órdenes de Aréizaga, ascendido a general, hasta el verano de 1809, cuando -obedeciendo las instrucciones de los generales Blake y Aréizaga- regresó a Navarra para hacerse cargo del Corso Terrestre de Navarra, que inició sus acciones guerrilleras en el bosque del Carrascal en agosto de 1809.2
Guerra de Independencia en España[editar]
Los primeros componentes de la nueva guerrilla fueron Félix Sarasa, Ramón Elordio, Lucas Górriz, su tío Francisco Espoz y otros diez campesinos. Establecieron la base de sus acciones en Monreal, en las cercanías de Pamplona.
Los asaltos y emboscadas fueron dando sus frutos, con la toma de prisioneros, bagajes, enseres y dinero, lo que provocó una llegada continua de nuevos voluntarios que en pocas semanas engrosaron el número de componentes del Corso hasta alcanzar la cifra de 200. En Lumbier, tras la toma de ochenta caballos, creó la caballería del Corso.
En octubre de 1809 había una gran cantidad de jóvenes navarros que querían abandonar sus quehaceres e ir a pelear contra los franceses, por lo que se hizo popular el dicho de "irse a Mina". Los franceses, preocupados por el cariz que tomaban las acciones, enviaron al general D'Agoult a combatirlo, teniendo lugar la primera acción en Estella, donde Mina estuvo a punto de caer prisionero de no haber sido porque el estellés Hilario Martixa le ocultó y condujo a campo abierto.
Se reunió con los suyos en la venta de Urbasa. De ahí, camino de Viana tuvo otro encuentro con los franceses, perdiendo 18 hombres. En noviembre descansó en Los Arcos, adiestrando al personal de que disponía en aquel momento: 300 hombres de infantería y 100 de caballería. El Corso, por su número, versatilidad y maniobrabilidad, era ya un peligroso adversario para los invasores.
Desde el comienzo de sus acciones, Mina siempre había enviado a sus prisioneros al Depósito de Lérida. Mantenía con ellos una escrupulosa consideración. Sin embargo, la actitud de los franceses después de laacción de la Venta de Urbasa dio lugar a que nunca más los prisioneros franceses tuvieran garantía alguna de vida en el caso de caer prisioneros de la guerrilla. La razón fue que en tal acción fue capturado Vicente Carrasco, uno de los primeros guerrilleros, junto con otros 18 compañeros más. Los franceses ahorcaron en Pamplona a Carrasco y fusilaron a los otros dieciocho prisioneros.
Poco después, en Tiermas, el Corso navarro y la guerrilla del aragonés Miguel Sarasa emboscaron a una columna francesa de unos 500 hombres. Este fue el primer combate en campo abierto y siguiendo tácticas de estrategia puramente militar. A partir de ese momento, el Corso no tuvo descanso. Se sucedieron las acciones: Alto de Rocaforte, Caparroso, Los Arcos, Torres, el desgraciado asalto de Tudela, etc. Las fuerzas guerrilleras a las órdenes de Mina se adueñaron de las rutas de Navarra con el Alto Aragón. En diciembre, tras la acción de Tudela, Mina reestructuró el Corso, compuesto por 1.200 hombres de infantería y 150 de caballería, que a partir de entonces se llamó "Primero de Voluntarios de Navarra".
La siguiente acción fue la de Mendigorría. Después, el ataque y toma de Sangüesa, desde la que marchó hacia las Cinco Villas, en Aragón.
Napoleón, ante la actividad llevada a cabo por Mina, ordenó al general Harispe –navarro francés– perseguir y terminar con los "voluntarios" de Navarra. Enterado el navarro, sorprendió y derrotó al general francés en la carretera de Tudela, ocasionándole numerosos muertos y unos 140 prisioneros. Pasó a Monreal, atacando antes a los franceses en Tiebas. Se volvió hacia Tafalla, donde sorprendió a la guarnición, haciendo preso al comandante francés y obteniendo gran cantidad de víveres y pertrechos.
Continuó hacia Miranda de Arga y Sesma. Más tarde, se entrevistó en Lérida con los generales Enrique O'Donnell y Conde de Orgaz, regresando a principios de marzo a Navarra sin haber alcanzado acuerdos importantes. Días después, con unos 700 hombres, reanudó su actividad desde Ribas, atacó en Egea, luchó en las cercanías de Zuera, tomó un convoy de 40 carros de artillería y varios furgones en Caparroso y asaltó Puente la Reina en un rosario de operaciones de continuo acoso a los franceses.
A finales de marzo Mina decidió descansar en Labiano, en las proximidades de Pamplona, con tan sólo 14 hombres. Este era un lugar peligroso y sin fácil posibilidad de huida en caso de verse atacado. A los pocos días, una columna al mando del oficial Schmitz le descubre y ordena los movimientos conducentes para atraparlo en el pueblo. Tras una maniobra de distracción para que sus hombres pudieran huir, el 29 de marzo de 1810 fue alcanzado mientras se dirigía a las alturas inmediatas. Herido de un sablazo en el brazo izquierdo, acabó siendo hecho prisionero.
Llevado a Pamplona, fue encerrado en la fortaleza y sometido a interrogatorio. Días después, el 3 de abril, es conducido a Francia con una escolta de unos 400 soldados, cruzando el río Bidasoa cuatro días más tarde. Una vez en Bayona, Schmitz le entrega al general Hedouville, quien le encierra en el Castillo Viejo, donde permanecería durante mes y medio. Estando en prisión le llegaron noticias relativas a lo que sucedía en Navarra, donde su tío Francisco Espoz Ilundain se había hecho con el mando de los voluntarios, había tomado el apellido de su sobrino y había reorganizado el grupo guerrillero que acabaría convirtiéndose en la "División de Navarra", titulándose él mismo como "General Mina".
El 19 de mayo Mina sale hacia París, convertido por Napoleón en "preso de Estado", acompañado solamente por el practicante Hariague, que continuará haciéndole curas en el brazo, y el teniente Etchegaray de la Gendarmería francesa. Llegaron el 25 de mayo a la capital, siendo trasladado a la Torre de Vincennes, donde bajo la tutoría del general francés Victor de Lahorie, encerrado por su oposición al Emperador, se dedicó a estudiar matemáticas y técnicas militares. En Vincennes se encontraba encerrado, entre otros ilustres prisioneros, el general José de Palafox. El 8 de febrero de 1814, próxima la derrota de Napoleón, Mina es trasladado a Saumur, donde coincidió con otros generales españoles también prisioneros: Abad, Blake, Camino, Lardizábal, La Roca, Marcó de Pont, O'Donnell y Santa Cruz. Liberados todos tras la caída del Emperador en poder de los aliados, Mina regresó a Navarra.
Final de la guerra: El Pronunciamiento[editar]
El 1 de abril, tras la toma de París por las tropas de Prusia y de Rusia, se había puesto en libertad a todos los "prisioneros de Estado" de Napoleón, pero a quienes se encontraban en la fortaleza de Saumur la orden de libertad no les llegó hasta el 14 de ese mes.
El 16 de abril de 1814, Mina sale con dirección a Navarra. Al llegar a Bayona conoce el lugar donde se encuentran las tropas de la "División de Navarra", en Lacarre (Francia), ocupadas en el bloqueo de San Juan de Pie de Puerto, con 11.000 hombres de infantería, caballería y artillería al mando del Mariscal de Campo Francisco Espoz y Mina. Su llegada a Lacarre coincide con el fin de la guerra, por lo que en compañía de su tío regresa a España a través de Valcarlos y Roncesvalles, llegando a primeros de mayo a Pamplona.
Entre tanto Fernando VII había regresado a España y el 4 de mayo de 1814 firmó en Valencia un decreto por el que declaraba la nulidad de la Constitución de 1812 y todo cuanto se había actuado a partir de su renuncia al trono y su estancia obligada de seis años, retenido en el palacio francés de Valençay por órdenes de Napoleón. A partir de mayo se desplegó por toda España una represión generalizada de quienes habían colaborado o participado en las actividades de los gobiernos liberales de 1808 a 1814.
Ante el peligro del desmantelamiento de la "División de Navarra" y con la ingenua finalidad de solicitar del rey la reposición de la Constitución, Francisco Espoz y Xavier Mina se trasladaron en julio a Madrid, donde Espoz pidió además que se concediera a su sobrino el grado de Coronel y el mando del Regimiento Húsares de Navarra, en mérito a su brillante expediente y a los cuatro años que pasó prisionero en Francia.
Rechazadas sus peticiones por el ministro Eguía, volvieron a Pamplona y, de acuerdo con lo acordado con otros generales liberales en Madrid, se dedicaron a preparar el pronunciamiento de sus tropas con intención de restablecer la Constitución de 1812. Así, el sábado 25 de septiembre se lleva a cabo un intento frustrado de pronunciamiento en Pamplona, aunque fracasaron las operaciones concertadas. Huyen por separado a través delPirineo y se dirigen a Francia, quedando en reunirse en Dax.
El 4 de octubre Mina y seguidores, entre ellos el coronel Asura, son hechos prisioneros por los gendarmes franceses después de pasar la noche en Ainhice-Mongelos, siendo enviados a Pau, donde son interrogados y más tarde trasladados a Burdeos. El día 11 llegaron a esta ciudad varios oficiales españoles con intención de llevarse a los retenidos: Xavier Mina, coronel Asura, capitanes Fidalgo, Tolosana y Linzoáin, tenientes Asura, Erdozáin y Hernández y el capellán Michelena. Gracias a los derechos de asilo que ejerce el rey francés, Luis XVIII, se impidió su captura por los esbirros de Fernando VII y se les envió en calidad de prisión atenuada a la ciudadela deBlaye, en la desembocadura del río Garona.3
La Guerra de Independencia en México[editar]
Algún tiempo después Mina pasa a Bayona y desde allí embarca para Londres, Inglaterra, donde conoce a fray Servando Teresa de Mier, sacerdote mexicano, quién escribía sobre la guerra de Independencia de México, y planea formar una expedición para ayudar a los insurgentes de la Nueva España, invitando a Mina y a otros a dirigirse con él a México.
Algunos lores británicos liberales posibilitan la reunión de algo más de 20 oficiales españoles, italianos e ingleses, embarcándose el 15 de mayo de 1816 en Liverpool rumbo a los Estados Unidos. El 30 de junio llegan a Norfolk, Virginia, donde tuvo enormes dificultades para sacar adelante su empresa.
Finalmente pudo armar dos embarcaciones, dirigidas por norteamericanos, que mandó adelante, y zarpó el 27 de septiembre de Baltimore hacia Puerto Príncipe. De ahí partió con su escuadrilla el 23 de octubre, rumbo a la isla de Galveston, a donde arribó el 24 de noviembre de 1816.
Estuvo en Nueva Orleáns y tras algún tiempo se embarcó de nuevo en Galveston, el 16 de marzo de 1817. En la desembocadura del río Bravo del Norte, en donde se detuvo para aprovisionarse de agua, dirigió el 12 de abril una proclama a sus soldados en la que pidió disciplina y respeto a la religión, a las personas y a las propiedades.4
El 15 de abril desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas, en la desembocadura del río Santander, población que toma al estar abandonada. El 25 del mismo mes imprime otra proclama, en una imprenta que llevaba consigo, en la que hizo saber los motivos de su intervención en Nueva España.5
Mina hizo público un manifiesto afirmando que no combatía la soberanía española en sus territorios de Ultramar, sino la tiranía del rey Fernando VII. No obstante, se nombró general del "Ejército Auxiliador de la República Mexicana", y el 24 de mayo empezó a avanzar hacia el interior del país para unirse a los insurgentes de Pedro Moreno en el Fuerte del Sombrero, al noreste de Guanajuato.
"(...)Mexicanos: permitidme participar de vuestras gloriosas tareas, aceptad los servicios que os ofrezco en favor de vuestra sublime empresa y contadme entre vuestros compatriotas. ¡Ojalá acierte yo a merecer este título, haciendo que vuestra libertad se enseñoree o sacrificándole mi propia existencia! Entonces, en recompensa, decid a vuestros hijos: "Esta tierra fue dos veces inundada en sangre por españoles serviles, vasallos abyectos de un rey; pero hubo también españoles liberales y patriotas que sacrificaron su reposo y su vida por nuestro bien."Proclama de Francisco Xavier Mina al desembarcar en el Nuevo Santander. Soto la Marina, 25 de abril de 1817.
El 17 de mayo se presenta en Soto la Marina la fragata de guerra española Sabina, hundiendo uno de los barcos de Mina. Otro barco pudo huir y el tercero quedó embarrancado. Mina sale de su campamento el día 24 con 300 hombres, apoderándose de 700 caballos en la Hacienda del Cojo, y deja la plaza al mando del teniente coronel catalán José Sardá. Posteriormente se interna en la sierra de Tanchipa, pasando el día 5 por Horcasitas (Cd. González), El Abra, y Baltazar (hoy Antiguo Morelos), donde duermen, para inmediatamente internarse en el estado de San Luis Potosí.
El 6 de junio toma Valle del Maíz; el 15, Peotillos; el 19, Real de Pinos; el 22 se une a una partida insurgente y el 24 entra en el Fuerte del Sombrero, defendido por el insurgente Pedro Moreno. Mientras tanto, en Soto la Marina los soldados que dejó fueron derrotados, siendo aprehendido, entre otros, el cura Mier (Fray Servando).
El 1 de agosto se presentó frente al Fuerte del Sombrero el mariscal Pascual Liñán con un poderoso ejército, sitiándolo. Los defensores del fuerte trataron de salir de él varias veces en busca de víveres, pero no lo consiguieron. Mina logró salir el 8 de agosto y fue en auxilio del Fuerte de los Remedios, donde el sacerdote José Antonio Torres hacía resistir a los realistas.
Luchó en diversas plazas hasta que, desalentado por la indisciplina de sus tropas, el 12 de octubre llega a Jaujilla, donde estaba la Junta de Gobierno. La Junta le encomienda atacar Guanajuato, pero sus tropas son dispersadas por el enemigo.
Se refugió con el coronel Pedro Moreno en el rancho de "El Venadito", donde fueron atacados el 27 de octubre de 1817, muriendo Moreno. Mina fue hecho prisionero y llevado ante el coronel absolutista Orrantia, que al día siguiente entra en Silao con Mina prisionero y la cabeza del coronel Moreno clavada en una lanza. El Virrey fue premiado con el título de conde de Venadito por esta acción.6
Días después, Mina es llevado al destacamento de Pascual Liñán. El 11 de noviembre de 1817 fue conducido por un piquete a la cresta del Cerro del Bellaco o Cerro del Borrego, frente al fuerte de los Remedios, cerca de Pénjamo, donde fue fusilado por los soldados del Batallón de Zaragoza. Sus restos descansan en la Columna de la Independencia en la Ciudad de México.
Pese a su brevedad, la campaña de Mina fue una acción de guerra de suma importancia en el período de la Guerra de Independencia de México, conocido como "Etapa de Resistencia de la Independencia de México", cuando se tenía la impresión del gobierno español, que las tropas realistas, podrían derrotar al ejército insurgente mexicano.
MOVIMIENTO DE AGUSTIN ITURVIDE
En 1815, derrotó a José María Morelos, pero fue vencido en Cóporo por Ignacio López Rayón. Sus logros le valieron el ascenso a coronel.4 El cura de Guanajuato, Antonio Labarrieta, acusó a Iturbide de haber destruido y monopolizado el comercio de la localidad,6 y de detener los convoyes acaparando la venta de lana, azúcar, aceite y cigarros, fingiendo expediciones del real servicio.7 Las denuncias acumuladas en su contra, sumadas a nuevas protestas de los comerciantes de Guanajuato, llevaron al virrey Félix María Calleja a destituirlo en 1816, acusado de malversación de fondos y abuso de autoridad. Aunque fue absuelto por mediación del auditor de guerra real, no regresó al mando de su ejército, sino que se retiró a sus propiedades en Michoacán. Al año siguiente, se estableció en Ciudad de México en donde estuvo inactivo.8
Según Zárate, de acuerdo a lo registrado en el libro Historia de México del historiador Lucas Alamán, cuando Iturbide fue vencido en Cóporo se lamentó con el capitán Vicente Filisola por el derramamiento de sangre, expresando que la independencia se podría lograr con suma facilidad realizando un pacto entre los insurgentes y las tropas del rey, pero consideraba que era necesario «"exterminar a los primeros", por el gran desorden que los distinguía y después poner en planta un plan regular».7
La conspiración de la Profesa[editar]
Artículo principal: Conspiración de la Profesa
El triunfo de la revolución liberal de Rafael de Riego en España en 1820 desencadenó en Nueva España varios temores: por un lado, los sectores conservadores deseaban evitar la aplicación de las medidas radicales que estaban impulsando los diputados en las Cortes de Madrid; por el otro, los liberales novohispanos quisieron aprovechar el restablecimiento de la constitución liberal española de 1812 para obtener la autonomía del virreinato.9Los conservadores, conformados por la clase aristócrata y el clero, comenzaron a reunirse en el Oratorio de San Felipe Neri. A dichas reuniones se les conoce como la Conspiración de la Profesa y fueron dirigidas por el canónigo Matías de Monteagudo. Por ser de índole secreta, no se conocen con certeza los nombres de todos los participantes. Sin embargo, algunos de ellos habían colaborado en el golpe de Estado durante la crisis política de 1808 en México, con el objetivo de desconocer a la constitución liberal y mantener la vigencia de las leyes viejas para gobernar la colonia.10
Se trazaron diversos planes durante el desarrollo de los acontecimientos que ocurrieron en la península Ibérica. El último consistió en proclamar la independencia de Nueva España para establecer una monarquía, la cual sería dirigida por un infante de España. Para realizar este propósito, se requería un jefe militar de prestigio en el ejército y que mereciese la confianza absoluta de los conservadores. De esta manera, los participantes de dichas reuniones convencieron al virrey Juan Ruiz de Apodaca para que designara a Iturbide Comandante General del Sur.11 El 9 de noviembre de 1820, con motivo de la renuncia del comandante en funciones, Gabriel Armijo, el virrey mandó llamar a Iturbide para sustituirlo. El 13 de noviembre, le fue otorgado el cargo. El día 15, un día antes de salir hacia el sur, el nuevo comandante fue reiterado en el cargo, además solicitó el grado de brigadier y la asignación del antiguo regimiento de Celaya, lo cual le fue concedido.12
«Así, pues, mi amado y respetado general, me tomo la libertad de rogarle particularmente con el mayor encarecimiento, que se digne poner á mis órdenes toda la tropa que le he pedido para esta campaña. Un esfuerzo de V.E. hecho en el momento, es el que va á decidir de la acción. Lo espero con la mayor confianza, porque V.E. no puede dejar de conocer con su perspicacia y ojo militar, que la oportunidad perdida en la guerra suele ser la desgracia de un reino, y que esta oportunidad muchas veces no es de un mes ni de un día, sino acaso de un segundo. Ejecutado el golpe que tengo meditado, las tropas podrán volver á sus demarcaciones respectivas, y si entretanto la capital (lo que Dios no permita) llamase la atención, volaré á su socorro lo mismo que á cualquiera otro punto de preferencia...»
Mientras tanto, los liberales planeaban que el compadre de Iturbide, Juan Gómez Navarrete, recién elegido diputado a las Cortes, promoviera un Plan de Independencia en Madrid, que consistía en llamar a uno de los miembros de la familia real para gobernar México. Al mismo tiempo que esto ocurriera, Iturbide debía marchar al sur con sus tropas, supuestamente para combatir al general Vicente Guerrero, uno de los pocos dirigentes independentistas que quedaban, pero también para convencerlo de unirse a un nuevo plan que conciliaba tanto los intereses y posiciones de los liberales como de los conservadores.
Campaña contra Guerrero y Ascencio[editar]
La Comandancia General del Sur abarcaba desde los distritos de Taxco e Iguala hasta la costa del Océano Pacífico. Los soldados realistas controlaban la zona norte, que comprendía Zacualpan, Cuernavaca y Cuautla; la zona poniente, bajo el mando del coronel Ráfols (Tejupilco, Sultepec y Temascaltepec); la zona oriente, bajo el mando del teniente coronel Miota (Ometepec, Tlapa y la Mixteca Alta); y el curso del río Mezcala, desde la confluencia del Cutzamala hasta la desembocadura en el océano, a cargo del teniente coronel Juan Isidro Marrón. El resto de la tropa, que había sido comandada por Armijo, se encontraba en Acapulco, Tixtla, Chilapa, Teloloapan y otros pequeños pueblos. Por su parte, Pedro Ascencio (segundo de Guerrero) se encontraba en la Ajuchitlán y las montañas de la Coronilla.14
Quinientos diecisiete hombres del antiguo regimiento de Celaya, mandados por el capitán Francisco Quintanilla, se concentraron en Acámbaro y partieron hacia Teloloapan para quedar a disposición de Iturbide en el mes de diciembre de 1820.13 Otro contingente de doscientos hombres del batallón de Murcia se reunió con el comandante en Tejupilco. Iturbide se entrevistó con Quintanilla y le confió el borrador de lo que sería el Plan de Iguala. A pesar de ser contrario a las órdenes con las que había salido de la capital, Quintanilla decidió apoyarlo al igual que los capitanes Manuel Díaz de Lamadrid y José María González. El cuerpo de caballería de Frontera, al mando del coronel Epitacio Sánchez, que también había combatido en el Bajío, se unió a las fuerzas realistas. Para el 21 de diciembre, un total de 2 500 efectivos formaban la tropa principal.15
El 22 de diciembre, el teniente coronel Carlos Moya, con un grupo de cuatrocientos hombres, persiguió a las fuerzas comandadas por Vicente Guerrero en la sierra de Jaliaca. Al mismo tiempo, el coronel José Antonio de Echávarri persiguió a las fuerzas del insurgente Pedro Ascencio. Dos cuerpos de tropas realistas partieron del Fuerte de San Diego y se colocaron en las cercanías de Mezcala para cortar la comunicación de las fuerzas de los insurgentes.
Pedro Ascencio, con un grupo de ochocientos hombres, venció a la retaguardia de Iturbide cerca de Tlatlaya el 28 de diciembre de 1820. En consecuencia, murieron ciento ocho soldados realistas, entre los que se encontraba el capitán José María González. La acción oportuna del capitán Quintanilla, al mando de los granaderos de la Corona y de los dragones de España, permitió que Iturbide se replegara a Teololapan. Para apoyar a la tropa, el virrey envió 35 000 pesos reunidos por la Audiencia de México y 25 000 pesos enviados por el obispo de Guadalajara, Juan Ruiz de Cabañas.16
Cinco días más tarde, el 2 de enero de 1821, el propio Guerrero con cuatrocientos hombres venció a una columna subalterna al mando de Carlos Moya en la Batalla de Zapotepec, cerca de Chilpancingo. Cuando Iturbide se percató de que los insurgentes tenían la ventaja de conocer mejor el terreno y que vencerlos podría llevarle largo tiempo, decidió adelantar el plan que había dado a conocer a sus capitanes, y envió a Vicente Guerrero una carta el 10 de enero, en la cual le proponía una alianza.17
«..Sin andar con préambulos, que no son el caso, hablaré con franqueza que es inseparable de mi carácter ingenuo. Soy interesado como el que más en el bien de esta Nueva España, país en que como Ud. sabe he nacido, y debo procurar por todos medios su felicidad. Ud. está en el caso de contribuir á ella de un modo muy particular, y es, cesando las hostilidades, y sugetándose con las tropas de su cargo á las órdenes del gobierno, en el concepto de que yo dejaré á Ud. el mando de su fuerza, y aun le proporcionaré algunos auxilios para la subsistencia de ella..».Carta de Agustín de Iturbide dirigida a Vicente Guerrero del 10 de enero de 1821.17
En el documento informó a Guerrero que los antiguos insurgentes José Sixto Verduzco, Nicolás Bravo e Ignacio López Rayón habían sido liberados de su prisión; que diputados novohispanos habían partido a España para manifestar en el Congreso de la Península y ante Fernando VII el deseo de que alguno de los infantes —Carlos María Isidro de Borbón o Francisco de Paula de Borbón— gobernasen la Nueva España. Al mismo tiempo, le comentó que tenía fuerzas suficientes para vencerlo y que podía contar con mayores recursos militares, los cuales le serían enviados desde la capital.17
Guerrero, que había rechazado una oferta de indulto con anterioridad, tomó con cautela la propuesta de Iturbide y le respondió, en una carta fechada el 20 de enero, que había percibido ciertas ideas de liberalismo. Explicó bajo su punto de vista, cómo los americanos se habían levantado en armas durante la cautividad de Fernando VII, en contra de los peninsulares para no subyugarse al designio de las Juntas españolas. Además, expresó la inconformidad que los insurgentes sintieron cuando se enteraron del trato inequitativo que se había dado a los diputados americanos en las Cortes de Cádiz y de la forma en que el virrey Francisco Xavier Venegas había rechazado sus propuestas.18
«Usted y todo hombre sensato, lejos de irritarse con mi rústico discurso, se gloriarán de mi resistencia; y sin faltar á la racionalidad, justicia y sensibilidad no podrán redargüir á estas mis reflexiones, supuesto que no tienen otros principios que la salvación de la patria, por la que Ud. se manifiesta interesado. Si ésta inflama á Ud., ¿qué, pues, le retarda para declararse por la más pura de todas las causas? Sepa Ud. distinguir, y no se confunda; defienda Ud. sus verdaderos derechos, y esto le labrará la corona más grande: entienda Ud. que yo no soy de aquellos que aspiran á dictar leyes, ni pretendo erigirme en tirano de mis semejantes; decídase Ud. por los verdaderos intereses de la nación, y entonces tendrá la satisfacción de verme militar á sus órdenes, y conocerá un hombre desprendido de la ambición, y que sólo aspira á sustraerse de la opresión, y no á elevarse sobre las ruinas de sus compatriotas...»Carta de Vicente Guerrero dirigida a Agustín de Iturbide, el 20 de enero de 1821.18
Guerrero expresó el poco optimismo al respecto de los diputados que habían viajado a la península, y reiteró que la divisa de su causa era independencia y libertad. Puntualizó que no se amedrentaba ante las fuerzas militares y que todo lo que no fuera concerniente con la independencia, se disputaría en el campo de batalla.18
El 25 de enero, Pedro Ascencio atacó a las tropas del coronel Ráfols en Totomaloya, obligando a los realistas a replegarse hacia Sultepec. El 27 de enero, el coronel realista Francisco Antonio Berdejo, con una fuerza de trescientos hombres, combatió a los insurgentes en las cercanías de Chichihualco en un lugar denominado el Espinazo o la Cueva del Diablo. Durante la escaramuza los realistas tuvieron cincuenta y un bajas, y se vieron forzados a retirarse cuando se les acabaron las municiones.
Abrazo de Acatempan[editar]
Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide en el Abrazo de Acatempan. Óleo sobre tela de 1870 de Román Sagredo, colección del Museo Nacional de Historia, INAH, México.
Artículo principal: Abrazo de Acatempan
El 4 de febrero, desde Tepecuacuilco, Iturbide escribió una segunda carta a Guerrero en la que le propuso reunirse cerca de Chilpancingo para sellar un pacto de paz, enviando a Antonio Mier y Villagómez como su emisario.19El 10 de febrero, de acuerdo a Lorenzo de Zavala, se efectuó una reunión en Acatempan en donde Guerrero e Iturbide, respaldados por sus tropas, se reunieron, conversaron y se abrazaron para sellar la paz. De acuerdo conLucas Alamán, fue José Figueroa el comisionado por los insurgentes para reunirse con el comandante realista.20 A partir de entonces, las fuerzas militares de Guerrero se pusieron a las órdenes de Iturbide. Este último informó a Apodaca la noticia el 18 de febrero, quien la recibió con júbilo sin sospechar el desenlace.
El capitán Manuel Díaz de Lamadrid partió de Teloloapan con las órdenes de reunirse con el brigadier Pedro Celestino Negrete para solicitar su cooperación. El capitán Francisco Quintanilla salió hacia Valladolid y Guanajuatocon la misma misión de contactar con el coronel Quintanar, con el coronel Anastasio Bustamante y con el teniente coronel Luis Cortázar. Por su parte, Iturbide se reunió en Sultepec con el teniente coronel Miguel Torres. EnVeracruz, los diputados que estaban dispuestos a viajar al Congreso de España, se enteraron por Juan Gómez Navarrete —representante de Michoacán e íntimo amigo de Iturbide— del plan que se iba a proclamar, pero la mayor parte de ellos vio con desconfianza la noticia. El 13 de febrero, casi todos ellos se embarcaron en la fragata Pronta, a excepción de Zozaya, González Angulo y Cantarines, representantes de Guanajuato, Puebla yOaxaca.21
Plan de Iguala[editar]
Artículo principal: Plan de Iguala
El 24 de febrero de 1821 se proclamó el Plan de Iguala,22 un programa político de veinticuatro puntos, cercano tanto a los tradicionalistas católicos como a los liberales. Entre los puntos más importantes se declaraba la independencia de Nueva España, se proponía un régimen monárquico moderado constitucional adecuado a la entidad cuyo trono era ofrecido a Fernando VII de España o a alguno de sus hermanos, así como la exclusividad de la religión católica «sin tolerancia de otra alguna».23 Iturbide envió el documento al virrey Apodaca, al arzobispo Pedro de Fonte, al canónigo Matías Monteagudo, a los oidores Isidro Yánez y José María Fagoaga, al síndicoJuan Francisco Azcárate y Lezama, así como a otros personajes importantes de la capital. Propuso además formar la Junta Gubernativa tal y como lo señalaba el punto cinco del documento. En una carta particular dirigida a Apodaca, Iturbide le pidió presidir la Junta Gubernativa, le expuso que no creía que Fernando VII hubiese jurado voluntariamente la Constitución de Cádiz y que si el monarca o su familia accedían a gobernar Nueva España, se podría redactar una constitución moderada, la cual permitiría el fuero del clero y reintegraría las preeminencias de las que habían sido despojados los miembros de la Iglesia.24
Para sostener el plan, se conformó el llamado Ejército Trigarante (religión, independencia y unión) que reunía a las tropas de Iturbide y de los insurgentes, y al que se irían uniendo poco a poco la mayoría de las demás guarniciones realistas del país. El 2 de marzo, Iturbide se reunió con sus oficiales en Celaya, se celebró una misa y se juró obediencia a la religión, a la independencia y a Fernando VII.25 En la capital, el 3 de marzo, el virrey Apodaca publicó una proclama para exhortar a los habitantes para no leer los planes seductores emanados del jefe rebelde, los cuales eran contrarios a la Constitución que se había jurado ocho meses antes. El mismo día, también el Ayuntamiento de México publicó una proclama dirigida a los habitantes para resistir los ataques e intrigas del servil despotismo, exhortándolos en nombre de la religión a permanecer fieles al rey, a la Constitución y a las autoridades legítimas. Los absolutistas que habían participado en la Conspiración de la Profesa, vieron con recelo que el Plan de Iguala desvanecía sus ilusiones y trastornaba sus planes; irritados, se unieron al gobierno en la tarea de reprimir a Iturbide.26
El 14 de marzo, el virrey declaró que Iturbide estaba fuera de la protección de la ley, ofreció un indulto general a quienes hubiesen jurado el Plan de Iguala, siempre y cuando reiterasen su juramento de fidelidad a la Constitución y al rey.27 En la Ciudad de México se formó el Ejército del Sur con una tropa de cinco mil hombres inicialmente bajo el mando del mariscal de campo Pascual de Liñán y del brigadier Javier de Gabriel. El coronelJosé Gabriel de Armijo fue nombrado nuevamente Comandante General del Sur. A la milicia se unieron el batallón de Castilla del coronel Francisco Hevia, el batallón del Infante Carlos, parte de la caballería del regimiento del Príncipe y el coronel Juan Ráfols que se encontraba en Tejupilco.28
Campaña del Ejército Trigarante[editar]
Artículo principal: Ejército Trigarante
El panorama de las fuerzas realistas fieles al virrey desplegadas en Nueva España no era halagüeño para el Ejército Trigarante. En La Mixteca se encontraba el coronel Samaniego; en Oaxaca el coronel Manuel de Obeso; en San Luis Potosí la caballería de fieles bajo el mando del coronel Zarzosa; en Puebla el batallón Extremadura; en las Provincias Internas de Oriente el brigadier Joaquín Arredondo; en las Provincias Internas de Occidente el mariscal de campo Alejo García Conde; en Durango el brigadier Diego García Conde; en Nueva Galicia el mariscal José de la Cruz; el Batallón Navarra en Zacatecas; en Michoacán el teniente coronel Manuel Rodríguez de Cela; en Querétaro y la Sierra Gorda el brigadier Luaces; en Orizaba y Córdoba el coronel Francisco Hevia; en la costa de sotavento cubriendo Alvarado, Tlacotalpan y la sierra de Tuxtepec el capitán de fragata Juan Bautista Topete; en la costa de barlovento el capitán Antonio López de Santa Anna; en Tampico y la Huasteca potosina el capitán Carlos María Llorente; en Jalapa yPerote se encontraban los regimientos de Tlaxcala, dragones de España y la columna de granaderos mandadas por los coroneles Calderón, Juan Horbegoso y Agustín de la Viña, respectivamente.28
El 16 de marzo, Iturbide envió dos cartas: la primera iba dirigida a Fernando VII notificándole los acontecimientos recientes e invitándolo a Nueva España para asumir el trono; la segunda se dirigía a las Cortes españolas. En la misiva hacía patente su desdén porHidalgo, los insurgentes y los acontecimientos bélicos que se habían desarrollado, pero advertía estar al frente de un ejército organizado, el cual defendería la independencia de la colonia y conminaba a los diputados a permitir la separación pacífica de América para evitar un nuevo derramamiento de sangre.29
Durante los primeros días las condiciones para Iturbide no fueron del todo favorables. El teniente coronel realista Francisco Rionda retomó la plaza de Acapulco. El teniente coronel Vicente Marmolejo, que se encontraba bajo sus órdenes, defeccionó en Cuernavacaal igual que los tenientes coroneles Tomás Cajigal en Taxco y Martín Almela en Temalaca, y el general Pascual Liñán en San Antonio. El primer avance lo realizó el coronel Márquez Donayo hacia Cuernavaca y Temixco, obligando al propio Iturbide a replegarse a Teloloapan.30 En contraste, el teniente Celso de Iruela —que había militado en el regimiento de Celaya— se proclamó a favor del Plan de Iguala en Perote, obligando al comandante Agustín de la Viña a parapetarse en la Fortaleza de San Carlos. Muy pronto el teniente coronel José Joaquín de Herrera se incorporó con ochocientos hombres a los trigarantes para dirigirse a Tepeyehualco y San Juan de los Llanos. El 23 de marzo, el cura José Rincón marchó desde Jalapa para tomar la plaza de Orizaba. En el lugar se hallaba Antonio López de Santa Anna, quien pudo repeler el ataque del día 25, pero el día 29 Herrera llegó a la plaza. Santa Anna no tuvo más alternativa que adhirirse al Plan de Iguala. En Izúcar, el antiguo insurgente Nicolás Bravo había rechazado una primera invitación para unirse al movimiento, pues desconfiaba de Iturbide. No obstante, fue visitado por el comisionado Mier y Villagómez, quien lo convenció. Bravo reunió una fuerza de quinientos hombres y se dirigió a Chilpancingo y Tixtla.31
En la zona de El Bajío, los coroneles Anastasio Bustamante y Luis Cortázar secundaron el Plan de Iguala. Juntos avanzaron a Salvatierra, Celaya y Guanajuato. En este lugar, Bustamante ordenó descender los cráneos de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez que se exhibían dentro de jaulas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas de manera siniestra desde 1811. Al unirse la compañía de ligeros de Querétaro y los dragones de Sierra Gorda, el contingente avanzó hacia Salamanca, Irapuato, Silao, León y San Miguel el Grande logrando reunir a 6 000 efectivos. El 29 de marzo, Apodaca pidió inútilmente a la tropa desertar a la bandera alzada por Iturbide.31 El sargento mayor Juan Domínguez, acantonado en Apatzingán, y el teniente coronel Miguel Barragánen en Ario, se unieron a los planes independentistas y avanzaron hacia Pátzcuaro. Los capitanes Vicente Filisola y Juan José Codallos se pronunciaron a favor de Iturbide en la villa de Tuzantla. Iturbide se dirigió a El Bajío, no sin antes ordenar a Echávarri y Guerrero defender la zona sur en las cercanías de Mezcala para posteriormente recuperar el puerto de Acapulco.32 Ramón López Rayón se unió a Iturbide en Cutzamala, quien le dio órdenes para dirigirse al cerro de Cóporo en Zitácuaro. En Acámbaro, el primer jefe Iturbide se reunió con Bustamante y Cortázar.33
El mariscal de campo realista Pascual de Liñán se mantuvo a la expectativa en la hacienda de San Antonio durante el mes de marzo. A principios de abril, los comandantes realistas Márquez Donayo y Gabriel de Armijo realizaron un avance hacia Zacualpan con la finalidad de confrontar a Pedro Ascencio.34 Las fuerzas realistas fueron vencidas en la sierra de Sultepec el 9 y 10 de abril. Un segundo intento desde Ixtlahuaca, comandado por Francisco Salazar a la cabeza de trescientos realistas, fue nuevamente repelido. El 14 de abril en Lerma, el capitán Ignacio Inclán se pronunció a favor de la independencia y atacó la retaguardia de los realistas, pero fue derrotado. José Joaquín de Herrera se dirigió a Puebla en donde se enfrentó a los realistas del general Ciriaco del Llano que eran dirigidos por el teniente coronel Zarzosa. Como resultado, varios integrantes de la tropa realista defeccionaron y se unieron a Herrera. Zarzosa tuvo que replegarse a la ciudad de Puebla con un puñado de hombres. Herrera avanzó a Chalchicomula y Tepeaca. El coronel realista Hevia inició la persecución de Nicolás Bravo quien se había dirigido a Huejotzingo. Desde esa plaza los independentistas fingieron tomar posición para realizar un ataque sobre Puebla. El engaño resultó un éxito, pues Hevia se vio forzado a regresar a Izúcar. De esta manera, Bravo avanzó a Tlaxcala y Huamantla.35 El 20 de abril, el insurgente Guadalupe Victoria, quien había permanecido refugiado en la «Cueva de la Tía Chana», se reunió con Santa Anna emitiendo un manifiesto, y sus antiguos compañeros lo secundaron.36
Hevia envió a 1.400 hombres dirigidos por Ciriaco del Llano para combatir a las fuerzas de José Joaquín de Herrera en Tepeaca. Nicolás Bravo partió en su ayuda, llegando a la zona el 21 de abril. Después de tres días de sitio, con bajas por ambas partes, los trigarantes dejaron la plaza.37 El 25 de abril, Antonio López de Santa Anna se dirigió a Alvarado en donde venció a los realistas al mando del capitán Juan Bautista Topete, a quien Santa Anna permitió retirarse a Veracruz. Las fuerzas de Herrera se trasladaron aCórdoba y fueron perseguidas por Hevia, quien sitió la plaza el 15 de mayo. El asalto fue dirigido por el propio comandante Hevia, quien cayó muerto en la acción. El teniente coronel Blas del Castillo y Luna continuó el ataque, pero fue rechazado por los oficiales Francisco de la Llave y José Velázquez. Las acciones militares de los realistas prosiguieron hasta el día 18 sin lograr el éxito. El día 19 Santa Anna llegó en ayuda de los independentistas para romper el sitio con una fuerza de 300 hombres de infantería y 250 hombres de caballería.38 Los hombres de Blas del Castillo resistieron el embate. El día 20 los realistas pidieron una tregua pero reiniciaron el ataque por la noche. El tiroteo cesó en la madrugada del día 21. Los asaltantes abandonaron sus posiciones y fueron perseguidos por la caballería hasta Orizaba.39
El 1 de mayo, el primer jefe del Ejército Trigarante se encontraba en León y decidió ponerse en marcha hacia la capital de Nueva Galicia para entrevistarse con el mariscal realista José de la Cruz.40 Iturbide, acompañado de Bustamante, se reunió con José de la Cruz y Pedro Celestino Negrete el 8 de mayo. Pidió a De la Cruz que intentara convencer al virrey la aceptación del Plan de Iguala, ofreciendo por su parte el cese inmediato de hostilidades. De la Cruz aceptó enviar la oferta al virrey, regresó a Guadalajara y comisionó al teniente coronel Yandiola para viajar a la Ciudad de México con las proposiciones de Iturbide. El virrey rechazó con furia la propuesta. Mientras tanto, el jefe máximo del Ejército Trigarante partió hacia Yurécuaro con la intención de reunir fuerzas y dirigirse a la plaza de Valladolid, la cual estaba resguardada por el coronel Quintanar, quien contaba con 1600 hombres y 45 piezas de artillería. El 12 de mayo la caballería del Trigarante avanzó a Huaniqueo mientras que la infantería se estableció en Chucándirojunto al Lago de Cuitzeo.41 Los días 13 y 14, Iturbide envió cartas a Quintanar y al Ayuntamiento en las que pedía la adhesión al Plan de Iguala. La primera reacción de los realistas fue negativa. Sin embargo, al igual que en otras ocasiones, parte de la tropa desertó. Juan José Andrade, con una gran parte del regimiento de dragones de Nueva Galicia, se sumó a las fuerzas sitiadoras. El día 18 la ciudad fue rodeada por los trigarantes. Ante este panorama, Quintanar optó por capitular. La ciudad fue tomada sin dispararse un solo tiro.42
En Ixmiquilpan, el doctor José Antonio Magos proclamó el Plan de Iguala y un grupo numeroso de habitantes armados lo secundó. Sin embargo, el 23 de mayo el coronel realista José María Novoa atacó este nuevo levantamiento. Los realistas provocaron 60 bajas a los independentistas y dispersaron al grupo. En el sur, el coronel trigarante Juan Álvarez había mantenido sitiado Acapulco.43 El comandante realista Márquez Donayo se había dirigido al puerto, pero recibió órdenes directas del virrey para reunirse con Cristóbal Húber en Tixtla, quien se encontraba combatiendo a las fuerzas de Pedro Ascencio. El 3 de junio, en las proximidades de Tetecala, las fuerzas realistas obtuvieron la victoria. Ascencio murió en combate, su cabeza fue degollada y posteriormente enviada aCuernavaca para ser expuesta a la población como un trofeo.44
En la Ciudad de México, la noticia fue recibida con alegría, pero durante los primeros días de junio, más de doscientos hombres de las guardias de San Lázaro, Candelaria y Belén desertaron y se marcharon para unirse a los trigarantes. En respuesta, el virrey declaró el alistamiento forzoso de todos los varones que tuviesen entre 16 y 50 años de edad.45 El 13 de junio en Guadalajara, la división de Pedro Celestino Negrete se proclamó a favor de la independencia al igual que el coronel José Antonio Andrade. José de la Cruz tuvo que huir de la capital en dirección de Zacatecas para unirse a las tropas realistas de Hermenegildo Revueltas, mientras que el día 14 en la capital de Nueva Galicia, la diputación provincial, el cabildo eclesiástico y el tribunal del Consulado juraron el Plan de Iguala. El arzobipo celebró una misa y se cantó el Te Deum.46
Por su parte, José de la Cruz se dirigió a Durango. En Saín Alto el batallón mixto de Zacatecas, al mando de José María Borrego, defeccionó y regresó a su plaza en donde se proclamó el Plan de Iguala. El resto de las tropas de De la Cruz llegaron a Durango el 4 de julio, en donde fueron bien recibidas por el obispo Juan Francisco Castañiza, quien era contrario al plan de Iturbide. Por otra parte, el 6 de julio, Negrete entró en la ciudad de Aguascalientes en donde la independencia fue aclamada.47 En San Juan del Río, la guarnición realista, compuesta por 1.100 efectivos, comenzó a desertar de forma masiva. De esta forma, el coronel Novoa, al mando de la plaza con solo 400 hombres fieles al virrey, decidió capitular el 7 de junio. Iturbide se dirigió a la plaza con una escolta de treinta hombres dirigida por Mariano Paredes. Fueron atacados sin éxito en la barranca de Arroyo-Hondo por una tropa de 400 realistas comandada por el teniente coronel Froilán Bocinos, quienes sufrieron más de cuarenta bajas. Esta defensa militar estuvo primordialmente a cargo del capitán Mariano Paredes, por lo que Iturbide le otorgó un escudo con el lema de treinta contra cuatrocientos.48
Guadalupe Victoria se entrevistó con Iturbide en San Juan del Río. De acuerdo a Lucas Alamán, el antiguo insurgente propuso al jefe máximo adoptar un gobierno republicano sin llamar a Fernando VII o cualquier otro Borbón. A cambio, recomendó llamar a algún antiguo insurgente que fuese soltero y que no hubiese sido indultado, el cual se casaría con alguna india guatemalteca para formar con ambos países una sola nación. Guadalupe Victoria era el único que reunía dichas características.49 De acuerdo a Vicente Rocafuerte, en la entrevista el antiguo insurgente mostró algunos apuntes y pidió corregir el Plan de Iguala para adaptar un sistema de monarquía moderada.50 Las dos versiones coinciden en una negativa por parte de Iturbide, incluso, con una respuesta del jefe máximo basada en el refrán «si con atolito va sanando, atolito vámosle dando». La relación entre ambos personajes fue de apoyo para la independencia, pero con mutuo recelo personal.51
El 10 de junio, el brigadier realista Luaces se encontraba en Querétaro con una fuerza de 650 hombres. El día 15, 800 hombres al mando del teniente coronel Pedro Pérez de San Julián y del teniente coronel Bracho partieron desde San Luis Potosí con dirección aSan Luis de la Paz con órdenes de apoyar la plaza. Iturbide giró órdenes a José Antonio de Echevárri para interceptar al contingente realista, a quien además se unieron las fuerzas del coronel Arlegui de Chichimequillas, del teniente coronel Gaspar López de San Miguel el Grande y de Juan José Codallos de San Juan del Río.52 El día 20, en las inmediaciones de San Luis de la Paz, Echávarri se reunió con los realistas para entablar un diálogo de paz. Mientras tanto, nuevas tropas trigarantes, al mando de los coroneles Moctezuma, Anastasio Bustamante y Juan Domínguez, llegaron a la plaza.53 El día 23, San Julián y Bracho depusieron las armas en San Luis de la Paz. Las fuerzas del Trigarante sumaban 10 000 hombres en la zona.54 Cuando el brigadier Luaces se enteró de que no recibiría refuerzos, decidió atrincherarse en el convento de la Cruz de Querétaro, pero el día 27 se rindió sin ofrecer resistencia. En ese lugar, Iturbide decidió eximir el impuesto de alcabala a los indígenas.55
El jefe máximo del Trigarante ordenó a Vicente Filisola dirigirse al Valle de Toluca. La zona estaba resguardada desde Lerma por el coronel realista Ángel Díaz del Castillo, quien al tener conocimiento del avance emprendió su marcha a la ciudad de Toluca con una tropa de 800 hombres. El 18 de junio los defensores fueron rodeados, y se entabló una batalla en la que murieron 300 realistas, entre ellos el mayor Ramón Puig, así como quince trigarantes.56
En Perote, Antonio López de Santa Anna había mantenido sitiadas a las fuerzas realistas del comandante Agustín de la Viña en la Fortaleza de San Carlos. El día 11, el coronel realista Samaniego rompió el sitio obligando a Santa Anna a replegarse a La Hoya. José Joaquín de Herrera se reunió con Santa Anna, y ambos decidieron que el primero se dirigiría a Puebla y el segundo a Veracruz para cortar los suministros a las fuerzas realistas. El 29 de junio, Santa Anna sostuvo un combate de poca importancia en el baluarte de Santa Bárbara, que fue rechazado. El 4 de julio se trasladó a Casa Mata, en donde planeó tomar el baluarte de la Merced. El día 7 tomó por asalto los baluartes de Santa Lucía y Santa Bárbara.57 Alentado por el resultado, decidió marchar a la Escuela de Práctica de Artillería y al baluarte de Santiago, así como tomar el cuartel de Fijo defendido por el coronel José Rincón. Durante la batalla un fuerte aguacero cayó en la región: las municiones de los trigarantes se mojaron y en consecuencia la acción militar fue un desastre. Los soldados del realista García Dávila causaron más de cien bajas a los asaltantes. Santa Anna se vio forzado a replegarse a Córdoba,58 desde donde envió un expedición a Puente del Rey para cortar un posible avance de los realistas hacia Xalapa.59
En la Ciudad de México las noticias de las derrotas realistas provocaron indignación. Como resultado, se llevó a cabo una conjura para deponer al jefe político superior de Nueva España Juan Ruiz de Apodaca. El 5 de julio, fueron detenidos los coroneles Francisco Javier Llamas y Blas del Castillo y Luna, jefes del regimiento Órdenes Militares y del batallón Castilla. Estos cuerpos militares, que fueron aumentados en número rápidamente, rodearon el palacio virreinal. Las fuerzas conspiradoras dirigidas por el teniente coronel Francisco Buceli, así como los capitanes Lara, Llorente, Carballo y Béistegui, irrumpieron en el salón donde se encontraba reunido Apodaca con los jefes militares Liñán, Novella, Espinosa Tello y Sociats.60 Los amotinados pidieron la renuncia de Apodaca, a pesar de las protestas del mariscal Liñán, y después de discutir varias alternativas, el jefe superior político cedió el puesto a Francisco Novella. El nuevo jefe continuó el alistamiento forzoso y nombró comandante militar de México al coronel González del Campillo.61
Entretanto, Nicolás Bravo había realizado una campaña por Zacatlán, Tulancingo, San Cristóbal y Pachuca,62 con una fuerza de 4000 hombres se reunió el 1 de julio con el exinsurgente Manuel Mier y Terán en Cholula. El objetivo era avanzar sobre la ciudad dePuebla. La plaza estaba resguardada por Ciriaco del Llano. Acudió en su ayuda el coronel José Morán, quien se desplazó desde San Martín Texmelucan.63 El 6 de julio, los sitiados realizaron un infructuoso avance contra los trigarantes, quienes aumentaron en número con el apoyo de José Joaquín de Herrera. El día 8 comenzaron las negociaciones de paz, pero fue hasta el 17 cuando finalmente se convino un armisticio. El coronel realista Epitacio Sánchez, procedente de Querétaro, avanzó con un grupo de caballería de 500 hombres hasta San Martín Texmelucan. Iturbide ordenó avanzar varias divisiones comandadas por Quintanar y Bustamante hacia la Ciudad de México para comenzar a cercarla. Al mando del regimiento de Celaya, se desplazó desde Arroyo Zarco haciaCuernavaca, en donde realizó una proclama a la población el 23 de julio:64
«Ya no sufriréis el yugo de los opresores, cuyo lenguaje es el insulto, el artificio y la mentira, y cuya ley está cifrada en su ambición, venganzas y resentimientos. La Constitución española en la parte que no contradice á nuestro sistema de independencia, arregla provisionalmente nuestro gobierno, mientras que reunidos los diputados de nuestras provincias dictan y sancionan la forma que más convenga para nuestra felicidad social».Agustín de Iturbide, 23 de julio de 1821.64
El jefe máximo del Trigarante se dirigió a Cholula el día 28. Ciriaco del Llano concertó la capitulación de Puebla a través de los coroneles Horbergoso y Samaniego. El 2 de agosto, Iturbide entró triunfalmente en Puebla, que era considerada la segunda ciudad en importancia de Nueva España. Fue bien recibido por el obispo Antonio Joaquín Pérez. Mier, Bravo y Herrera, que habían realizado la campaña militar, se vieron opacados ante los gritos de la población que decían: «¡Viva Agustín I!».65
En Monterrey, el brigadier realista Joaquín Arredondo concentró sus fuerzas militares, y desde ahí ordenó traer el tesoro que se encontraba en Saltillo. Sin embargo, el tesorero se negó a obedecer. Arredondo encargó al capitán Nicolás del Moral para hacer cumplir la orden y arrestar al tesorero. En lugar de obedecer la orden realista, el 1 de julio al llegar a Saltillo, Del Moral proclamó el Plan de Iguala. El 3 de julio, Arredondo comprendió que la resistencia sería inútil, entregó el mando a Gaspar López y se marchó a Tampico, en donde se embarcó hacia La Habana.66
En Oaxaca el presbítero y antiguo insurgente José María Sánchez tomó las armas y se dirigió a Tehuacán, mientras que el teniente coronel Pedro Miguel Monzón ocupaba Teotitlán. El antiguo capitán realista Antonio de León se unió al Plan de Iguala, entró en Tezontlán para avanzar de inmediato a Huajuapan, desde ahí entabló comunicación con el teniente coronel Antonio Aldao quien defendía la plaza de Yanhuitlán, al no convencer a este último, el lugar fue sitiado durante ocho días. El 14 de julio, el coronel realista Manuel de Obeso acudió en ayuda de los sitiados acercándose a Huitzo.66 El 17 de julio, León realizó un ataque infructuoso a esta plaza, no obstante logró a cambio la capitulación de Yanhuitlán. El 25 de julio, con un numeroso contingente de mixtecos y doscientos cincuenta hombres de caballería dirigidos por Francisco Miranda, emprendió un nuevo ataque contra el destacamento que había quedado en Huitzeo, el cual finalmente fue arrollado. Obeso se encontraba en Etla, ahí fue atacado por fuego de artillería durante más de tres horas, después de las cuales, solicitó parlamento y rendición. De esta forma, el 30 de julio, los trigarantes y el grupo de mixtecos entraron sin resistencia a la ciudad de Oaxaca. Poco después, la independencia fue proclamada en Villa Alta por Nicolás Fernández del Campo y en la Costa Chica por el teniente coronel Reguera.67
Tratados de Córdoba[editar]
Artículo principal: Tratados de Córdoba
Durante su estancia en Puebla, Iturbide fue notificado del desembarco en San Juan de Ulúa de Juan de O'Donojú. El recién nombrado capitán general y jefe político superior de Nueva España, había salido de Cádiz el 30 de mayo en el navío Asia acompañado de un convoy de tropas destinadas a Puerto Cabello, lugar en donde había hecho escala previamente.68 O'Donojú había conspirado contra el primer régimen absolutista de Fernando VII. En 1821, fue jefe de armas en Sevilla y acaudilló el movimiento para la restauración constitucional. Una vez restablecida la Constitución fue nombrado jefe político de Sevilla, poco después fue recomendado por los diputados novohispanos —especialmente por Miguel Ramos Arizpe— para sustituir a Juan Ruiz de Apodaca.69
CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA
La consumación de la Independencia de México tuvo lugar el 27 de septiembre de 1821, aunque se venía gestando desde mucho tiempo atrás..
En 1820 el coronel español Rafael del Riego se levantó en armas para obligar a Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz, suprimida por el rey en 1814. En Nueva España los clérigos y acaudalados vieron en la Carta Magna, jurada en Veracruz el 26 de mayo de 1820, un obstáculo para sus privilegios, así que decidieron promover la independencia. Un grupo de prominentes aristócratas dirigidos por Matías de Monteagudo se reunían en juntas secretas conocidas como Conspiración de la Profesa, por llamarse así el templo. Con la anuencia del virrey Juan Ruiz de Apodaca, los conspirados consiguieron que Agustín de Iturbide fuera nombrado general en jefe del Ejército del Sur, con el encargo de acabar con Vicente Guerrero y Pedro Ascencio.
Guerrero era el único jefe insurgente que realmente permanecía activo desde la muerte de Francisco Javier Mina en 1817. Intentó convencer a los jefes realistas José Gabriel de Armijo y Carlos Moya para formar un ejército libertador que depusiera a Apodaca para en su lugar nombrar a un virrey conciliador con el que fuera posible consumar la independencia, pero ambos se negaron.
Iturbide relegó a Armijo en septiembre∞ de 1820 y luego de varias derrotas comprendió que por la vía de las armas sería imposible vencer a Guerrero, por lo que le planteó la idea de unir fuerzas para establecer una nación independiente encabezada por Fernando VII u otro miembro de la realeza europea. El pacto entre ambos jefes se llevó a cabo el 10 de marzo de 1821 con el evento conocido como Abrazo de Acatempan. El 24 de febrero de ese año Iturbide dio a conocer el Plan de Iguala, con el que constituía el Ejército Trigarante, cuyas garantías eran independencia, religión y unión.
Durante poco más de seis meses el Ejército Trigarante recorrió el virreinato promoviendo sus ideales. Entre las escasas acciones bélicas de ese periodo se encuentran la toma de Oaxaca, el 20 de julio de 1821 a manos deAntonio León, y la última batalla de la guerra, librada en Azcapotzalco. Iturbide dividió el país en zonas militares: la centro occidental, dirigida por Guerrero, Anastasio Bustamante y Pedro Celestino Negrete; la oriental, comandada por Nicolás Bravo y Antonio López de Santa Anna y la sur, bajo el mando de Antonio León.
Apodaca fue depuesto por los militares de la Ciudad de México, quienes en su lugar nombraron a Francisco Novella. Las Cortes en España también decidieron remover a Apodaca, pero su sustituto designado fue el masón liberal Juan O'Donojú, con quien Iturbide pudo llegar a un acuerdo con los Tratados de Córdoba.
Finalmente, el 27 de septiembre de 1821 el Ejército Trigarante entró a la ciudad de México, después de 11 años y 11 días de lucha y más de tres siglos de dominio español.
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